Capítulo Aragua

domingo, 25 de marzo de 2018

CUIDADO DE LOS PIES EN PERSONAS CON ALZHEIMER

Para una persona con Alzheimer es muy importante elegir un calzado apropiado. El calzado es parte importante del vestir. Se usa para ofrecer protección y comodidad al pie. Puede tener distintas formas (botas, botines, sandalias, zapatos de vestir, zapatillas, chanclas, con tacón alto, medio o bajo…), estar fabricado con distintos tipos de materiales, y usarse con propósitos adicionales como decorar o embellecer el pie complementando el vestido, o facilitar la practica de actividades especificas relacionadas con el trabajo o la practica de deportes.
Generalmente son personas mayores que pueden presentar problemas en los pies como uñas deformadas o encarnadas, deformidades de los dedos, juanetes, pies planos, pies cavos, callos, ampollas, espolones…, que pueden tener menor fuerza muscular, menor movilidad y mayor rigidez articular, lo que provoca disminución del rango de movimiento del pie y del tobillo. También pueden tener dificultades en la percepción visual y táctil o para informar adecuadamente de las sensaciones de malestar, dolor o incomodidad que tienen. Todos estos problemas se pueden incrementar cuando la persona lleva un zapato estrecho, pesado, rígido o demasiado débil y que no le brinda estabilidad al tobillo.
En estudios recientes se ha demostrado que el uso de un calzado inapropiado puede influir en el equilibrio y en el consiguiente riesgo de resbalones, tropiezos y caídas, pues no solo altera la retroalimentación somato sensorial en el pie y el tobillo, sino que también modifica las condiciones de contacto entre el pie, el zapato y el suelo. También se incrementa el riesgo de caída en casa cuando la persona camina descalza o con calcetines, por lo que se recomienda usar zapatos en casa siempre que sea posible.
En una persona con demencia, el calzado, además de proteger el pie y complementar el vestido, debería ayudarle a caminar de forma cómoda y segura, disminuyendo la posible sobrecarga en las rodillas y aumentando la estabilidad y alineación de los tobillos y los pies. Con un calzado apropiado se puede facilitar la estimulación de la propiocepción en miembros inferiores durante el entrenamiento del cambio de posición de sentado a de pie, en el mantenimiento de la posición de pie y durante el entrenamiento de la marcha.
CARACTERÍSTICAS QUE DEBERÍA REUNIR UN CALZADO ADECUADO:
Debe adaptarse al estilo de vida, complexión física y características personales de quien va a usarlo.
Debe ser ligero y flexible para evitar la fatiga.
Hecho con materiales suaves (preferiblemente piel) que faciliten la transpiración y mantengan temperatura adecuada en los pies. Con mínimas costuras interiores para evitar problemas de la piel por rozaduras.
Contrafuerte (parte trasera del zapato) reforzado, cerrado, firme y bien ajustado al talón para dar soporte, evitar la desviación del talón, lesiones de tobillo y caídas.
Punta de los zapatos amplia para dar más espacio a los dedos.
Mejor cerrado alto sobre el empeine para que dé buen agarre al pie.
Mejor con cierres adhesivos tipo velcro, situados sobre el empeine. Se facilita un ajuste adecuado y que la persona pueda poner y quitar sin o con mínima ayuda.
Preferiblemente con plantilla interior removible, de materiales blandos, que disponga de un realce interno para el arco longitudinal interno, con perforaciones bajo los dedos y la bóveda plantar para que el pie no sude.
Suela antideslizante, de goma gruesa y blanda (acolchada), por su capacidad para absorber la fuerza del impacto del pie contra el suelo al caminar. Con el grosor suficiente para que no puedan penetrar objetos agudos o producirse lesiones al pisar piedras (por ejemplo, al ir paseando por la calle).
Tacón ancho y bajo: 2-3 cm.
PARA ASEGURARSE DE QUE LE QUEDAN BIEN CONVIENE:
Recordar que el calzado debe adaptarse a la forma del pie y no al contrario.
Probarlos con el tipo de calcetín o media que usa habitualmente la persona, preferiblemente por la tarde.
La talla es fundamental. Debe comprobar que está cómodo, que el talón está bien calzado, que el dedo gordo no se monta en los demás y que estos se pueden mover.
Comprobar el largo colocando el pie hacia delante dentro del zapato. Los dedos no deben tocar la parte de arriba de la puntera.
Probar una talla mayor o menor si le parece estrecho o ancho. Si el talón tiende a salirse al flexionar el calzado o al andar es que el zapato le queda muy suelto. Si se forman arrugas o puede pellizcar material en el empeine es que le queda ancho. Si se forman bultos en los laterales es que el zapato aprieta demasiado.
Procurar que la persona camine con los zapatos puestos en ambos pies.
Adquiera la costumbre de ofrecerle a la persona con Alzheimer calcetines sin costura para evitar abrasiones y rozaduras, y revise el interior del zapato antes de ponerlo por si hubiera algo que pudiera provocar una lesión.
RECUERDE QUE EL CALZADO DEBE SER SEGURO EN CASA Y AL AIRE LIBRE, TANTO EN VERANO COMO EN INVIERNO.
http://www.serdomas.es/recomendaciones-acerca-del-calzado-en-personas-con-demencia/

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