Cuando en el cerebro del abuelito se van haciendo nudos
¿Cómo se le cuenta a un niño o a un adolescente que alguien querido va a pasar por todo lo que conlleva esta demoledora enfermedad llamada Alzheimer?
PACIENCIA, CARIÑO Y HUMOR
Ana Romaz / Actualizado 15 junio 2012 | |||
Hace unos días una amiga me comentaba que alguien cercano había sido diagnosticado de Alzheimer y terminaba preguntándose como se explica esto a un niño. Me quedé con esa idea que me pareció importante. ¿Cómo se le cuenta a un niño o a un adolescente que alguien querido va a pasar por todo lo que conlleva esta enfermedad?
He estado leyendo y buscando información sobre este tema y quiero compartir con vosotros, seguidores de este blog, los apuntes mas interesantes que he encontrado. ¡Ojala nunca tengáis que utilizar esta información! pero si un día os hace falta espero que os resulte útil. Está claro que el punto de partida es definir la edad de con quien vamos a hablar. No se le explica igual a un niño de 6 u 8 años que a un joven de 13 o 14. Si quien necesita de nuestras palabras y explicaciones es un niño de pocos años podemos explicarle que la persona enferma tiene un problema en su cerebro, que no le deja pensar claramente ni recordar muchas cosas. A esta edad es casi como contarles un cuento…”en el cerebro del abuelito se están haciendo nudos, porque él ya es muy mayor y eso pasa a veces, y esos nudos no le dejan recordar y a veces hacen que se confunda. ¿Te acuerdas cuando se olvidó de ponerse los zapatos? ¿o del día que te preguntó quien eras? Pues son los nudos los que le hacen olvidar las cosas. Pero lo que no se le va a olvidar es cuanto le queremos todos y eso es muy importante para él, por eso vamos a verle y jugamos a hacer puzzles o a pintar láminas”. Algo así, con las adaptaciones a cada caso, puede ser una buena manera de plantear lo que está ocurriendo. No necesitamos entrar en detalles médicos pero si le podemos explicar donde está el problema y los efectos que le produce y le va a producir al enfermo. Para que el pequeño pueda vivir una situación de este tipo sin que le afecte de una manera traumática es necesario que sepa que está ocurriendo, y que va a ocurrir con el paso del tiempo. Es importante tratar de hacer entender al pequeño que los cambios de humor o los repentinos enfados del enfermo no son por su culpa, que él no ha hecho nada mal si no que la enfermedad produce, a veces, esas cosas. Será valioso para el niño que sepamos transmitirle valores como empatía o paciencia cuando trate con un anciano enfermo de Alzheimer. Posiblemente habrá quien leyendo estas líneas no vea la necesidad de que un niño siga tratando a su abuelo o abuela enfermos. Mi opinión es que estas circunstancias son parte de la vida y de la historia familiar. Y los niños tienen una capacidad sorprendente para vivir con naturalidad procesos que, en ocasiones, a los adultos nos superan. La persona enferma es parte de la vida del niño, seguramente tendrá buenos recuerdos de los ratos pasados jugando con el abuelo, de los cuentos oídos de labios de la abuela y de todo el amor recibido desde que nació. Si ante la enfermedad optamos por separar al niño del anciano – para evitarle lo que suponemos que le puede hacer daño- quizás le estamos privando de tener una vivencia que le permitirá, a medida que crezca- tener una relación sana con la enfermedad y la desaparición de esa persona mayor. Todos necesitamos hacer el duelo cuando alguien querido nos falta y si el niño no ha podido seguir la evolución hasta el fallecimiento, cuando este se produzca, le resultará mucho más complejo procesar sus sentimientos. Naturalidad, sensibilidad, paciencia, cariño y humor son una buena receta para que un peque viva, sin traumas, el Alzheimer de un familiar. Y por nuestra parte, ofrecer al niño nuestro apoyo, facilitándole oportunidades para que exprese sus sentimientos, para que sepa lo que ocurre a través de respuestas honestas a sus preguntas y desdramatizar todo lo posible la situación, será la mejor ayuda que podamos darle. |
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