Capítulo Aragua

domingo, 8 de julio de 2012

Si pudieras reducir tus riesgos de Alzheimer, ¿lo harías?

Si pudieras reducir tus riesgos de Alzheimer, ¿lo harías?

Aún no se ha encontrado una forma exacta de prevenir la enfermedad de Alzheimer. Pero varios estudios demuestran que con algunos cambios en tu vida diaria sí se puede reducir el riesgo de sufrir este tipo de demencia. ¿Por qué no probarlos? En Vida y Salud te contamos cuáles son.
Desde hace algunos años, los estudios médicos han encontrado evidencias de que un estilo de vida saludable puede ayudar a reducir los riesgos de sufrir demencia y por lo mismo, de desarrollar la enfermedad de Alzheimer, la forma más común de demencia.
¿Cómo? El deterioro mental es la característica más importante de la demencia y del Alzheimer. Al mantener tu cuerpo saludable, tu calidad de vida y tu mente activa, se hace más difícil que se deterioren tus capacidades mentales, y por ende se reduce el riesgo de que sufras Alzheimer, o al menos la enfermedad no puede avanzar tan rápido. Es algo así como una especie de protección.
A continuación te contamos lo que dicen algunos estudios:
Vida para tu mente
Piensa en tu mente como si fuera un músculo. Entre menos la uses, más perezosa se vuelve y más trabajo le cuesta realizar ciertas actividades. En cambio, entre más la ejercites o la estimules, mejor funcionará.
Un estudio de la Universidad de Siracusa y el Colegio de Medicina Albert Einstein encontró que los adultos que dedicaban tiempo a actividades de esparcimiento y enriquecimiento intelectual, tenían menos riesgos de padecer de demencia. Entre esas actividades se encuentran leer, los juegos de mesa como el dominó o el ajedrez, tocar instrumentos musicales o bailar.
La Asociación de Alzheimer también insiste en que el mantener la mente activa “aumenta la vitalidad y crea importantes reservas de células mentales, así como conexiones cerebrales”. Y propone, además de las actividades mencionadas antes, escribir, aprender cosas nuevas, conversar y participar en actividades como voluntario o en clases creativas y artísticas (actuación, pintura, música, costura).
Cuerpo sano, mente sana
La actividad física también puede aportar a mantener nuestra mente saludable. Según la Asociación de Alzheimer, “el ejercicio físico mantiene la circulación sanguínea y puede crear nuevas células cerebrales”.
Un estudio australiano publicado en el 2008 por JAMA (Journal of the American Medical Association), analizó el caso de 170 personas que dijeron tener problemas con su memoria, pero no sufrían de demencia. Durante 6 meses, la mitad de esas personas realizaron 50 minutos de ejercicio tres veces a la semana, y la otra mitad no hizo ningún cambio significativo en su vida diaria. Después de 18 meses, los que hacían ejercicio demostraron un mejor desempeño en pruebas cognitivas comparados con los demás.
Comer saludablemente
El comer saludablemente siempre es bueno para la salud en general. Y se dice que el llevar una dieta saludable para el corazón también ayuda a cuidar a nuestro cerebro y a prevenir su deterioro.
Un estudio realizado por la Universidad de Columbia en Nueva York reveló que las personas que comían más pescado, frutos secos, aceitunas, vegetales como el brócoli, vegetales de hoja como la espinaca, frutas y aceite de oliva, tenían menos riesgo de desarrollar Alzheimer. Estas personas, además, comían menos carnes rojas y productos lácteos altos en grasa.
De acuerdo con los investigadores del estudio, este tipo de dieta actúa de dos formas. Por un lado, cuida la salud del corazón y así evita que se afecte el cerebro al prevenir, por ejemplo, apoplejías (derrames o accidentes cerebro vasculares) o problemas nerviosos causados por la diabetes. Y por otro lado, estos alimentos proporcionan nutrientes que ayudan a proteger el cerebro, como los ácidos grasos omega-3 (que se encuentran casi siempre en los pescados), el ácido fólico y los antioxidantes.
Esto también concuerda con un estudio publicado en el 2009 por JAMA según el cual los adultos que combinaban el ejercicio y la dieta al estilo mediterráneo, tenían menos riesgo de sufrir Alzheimer que quienes no hacían ejercicio y comían diferente. La dieta mediterránea es rica en verduras, frutas, fibra, aceite de oliva, aceitunas, pescado; incluye vino y lácteos con moderación, y es baja en carnes rojas.
Muchos de estos estudios científicos insisten en que todavía es necesario investigar más para saber con exactitud los resultados en la prevención de la demencia y el Alzheimer. Sin embargo, el poner en práctica algunos de sus consejos no te hace daño y, en cambio, sí puede ayudarte a evitar el deterioro mental. Vale la pena intentarlo, ¿no crees?

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