Capítulo Aragua

viernes, 17 de junio de 2011

La genética no influye, importancia del psicólogo y el cerco al Alzheimer

La genética no influye, importancia del psicólogo y el cerco al Alzheimer

No es fácil evitar una cierta tristeza cuando vemos a nuestros seres queridos haciendo "deberes" tan sencillos para una persona sana y tan, tan difíciles para ellas. Pero la pena no sirve para nada, no aporta, sólo desgasta.

LOS DEBERES DE MAMÁ
Ana Romaz / Actualizado 12 mayo 2011
Llega un momento en que tienes claro que debes intervenir, pero hay que hacerlo con diplomacia, con paciencia y mano izquierda, para que la ayuda que prestas no sea vivida como una invasión por quién la recibe. En vista del poco éxito que ha tenido nuestro intento de que Mamá pueda pasar las mañanas en un Centro de Día, y con la certeza absoluta de que nuestros padres ya no pueden estar solos, seguimos tratando de encontrar una solución. Y damos con ella…ha estado ahí todo el tiempo y quizás nos ha pasado aquello de los árboles que no dejan ver el bosque.
Nos preocupa como planteárselo a ellos. Ya tenemos claro que Papá no va a aceptar soluciones que pasen por estar lejos de su mujer. Y no queremos, de ninguna manera, que sientan que nos entrometemos o invadimos su espacio. Decidimos hablar con Tere, que lleva un montón de años ayudando en casa un par de días a la semana. Es de confianza y cuenta con el aprecio de nuestros padres, con los que es sumamente cariñosa y amable. ¿Cómo no se nos ha ocurrido antes?...
La llamo para preguntarle si estaría dispuesta a ir todos los días, para cocinar y ayudar con la compra; afortunadamente me dice que si, que no tiene inconveniente. Y entonces, en un alarde interpretativo digno de un Oscar, en una comida familiar surge “casualmente” que Tere me ha comentado la falta que le hace encontrar más trabajo, los chicos están creciendo y hace falta mas dinero en casa.
Y estas palabras, como un “Ábrete Sésamo”, consiguen lo que no pudieron el razonamiento y la lógica unos días antes. ¡Claro! les hemos dejado la iniciativa a ellos, son mis padres los que quieren y pueden ayudarla ahora, devolverle sus cuidados de años… y mi padre plantea la solución:
- ¿Por qué no le decimos que venga más días?
- ¡Hombre! ¡Eso sería estupendo! Así Mamá descansa un poco y a Tere le viene de perlas. ¿Quieres que la llame para hablar con ella?
- Pues si, haz el favor y ya te ocupas tú de los días y el dinero y esas cosas…

A partir de aquí la cosa es fácil, hablo con ella, le explico la situación y nos ayuda a mantener esta pequeña ficción. Al final todos ganamos, que es de lo que se trata. Mis padres están atendidos, nosotras mucho mas tranquilas sabiendo que ellos están bien y a Tere le viene bien aumentar sus ingresos. Se van creando las nuevas rutinas, las adaptaciones de los horarios y el calendario, con el objetivo de estar cerca, con frecuencia, de seguir tutelando con discreción.

Los deberes de la psicóloga
Y dando un paso adelante más, para tratar de frenar el deterioro cognitivo de Mamá, recurrimos al servicio que presta AFA-Alicante y que está incluido en la cuota anual que pagamos. De este modo una psicóloga de la asociación pasará regularmente, por su casa, para dejarle “deberes”, trabajar con ella un rato y poder ir evaluando su evolución.

El primer día de visita vamos juntas a verles, se la presento a mis padres como una amiga que, casualmente, trabaja en temas de memoria. Ella les comenta lo interesante que es trabajar haciendo ejercicios de retentiva, de lógica. Conseguimos que estén de acuerdo en que prepare “deberes” para Mamá, que irá haciendo a ratitos, todos los días. Y así, poco a poco se va creando una rutina de visitas periódicas.

Entre una y otra visita nosotras tratamos de animarla a trabajar cuando la vemos desmotivada, y de vez en cuando, hacemos juntas algún ejercicio que se resiste un poco. Cuando los termina se anima y disfruta y eso es un aliciente para tratar de resolver otros nuevos. No es fácil evitar una cierta tristeza cuando la vemos haciendo “deberes” tan sencillos para una persona sana y tan, tan difíciles para ella algunas veces. Pero la pena no sirve para nada, no aporta, sólo desgasta, no vamos a dejar que se instale…y nos aferramos a los ratos buenos, cuando ha terminado un ejercicio y esta orgullosa de haberlo conseguido.

No podemos evitar el avance de la enfermedad pero si tratar de frenarlo todo lo posible…esa es ahora la meta.

Sabemos, como destacó Hechos de Hoy, que la genética no influye en Alzheimer al contrario del cáncer. Y que el trabajo del psicólogo, para el cerco al Alzheimer, es esencial desde el primer momento. (Ilustración: T. Pumarega)

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