En todos los países industrializados la población envejece. Este cambio en la estructura de la edad repercute en la frecuencia con que hace su aparición la enfermedad de Alzheimer, cuyo mayor factor de riesgo es la edad.
Los efectos que esta enfermedad tiene sobre la calidad de vida del enfermo, del cuidador y de la familia tienen un efecto negativo muy importante. Además, implica la elaboración de una política sociosanitaria adecuada.
Para proporcionar elementos que permitan proyectar sobre el futuro esta política, investigadores americanos han intentado estimar la frecuencia de aparición de la enfermedad a partir del censo realizado en Estados Unidos en el año 2000.
El estudio se desarrolló en Chigaco e incluyó a 3.838 personas de más de 65 años. Las conclusiones demuestran un cambio drástico en el número de personas afectadas a lo largo de los próximos 50 años. Se triplicará el número de enfermos en 2050, llegando a los 13,2 millones de afectados.
Este incremento se debe al crecimiento continuo de los grupos de edad avanzada. Se estima que el número de personas de 75 a 84 años afectadas por la enfermedad va a multiplicarse por dos; el número de personas de más de 85 años, por cuatro; mientras que el número de personas de 65 a 74 años quedará estable.
¿Son extrapolables estos datos a la situación en España? En gran parte sí, porque el envejecimiento de nuestra población es un hecho real, si la investigación no encuentra un tratamiento que prevenga la enfermedad. Ahora existen medicamentos sintomáticos que retrasan su evolución pero ninguno la cura.
No hay que considerar solamente la modificación cuantitativa de los enfermos sino las modificaciones cualitativas, es decir, lo que se refiere al per fil del enfermo y del cuidador.
Cada cuatro años, la esperanza de vida se incrementa en uno. Para los enfermos de Alzheimer, también. Esto quiere decir que las personas afectadas van a vivir más tiempo (actualmente la esperanza de vida de los enfermos es de 10 a 12 años después del diagnóstico).
El 70 por ciento de los cuidadores son, de hecho, cuidadoras pero la integración de las mujeres en el mercado laboral se incrementa cada año. ¿Quién tendrá la posibilidad de cuidar a su familiar dentro de 10 años?
A esta panorámica, bastante negra, hay que añadir, según la Organización Mundial de la Salud, que no se prevé la aparición de un tratamiento curativo antes de 10 a 20 años. En cuanto al tratamiento preventivo, se detuvo la investigación de las vacunas debido a efectos secundarios en el sistema nervioso central.
Estas consideraciones demuestran que la enfermedad de Alzheimer será el gran reto de la planificación sociosanitaria de los próximos 50 años. Es responsabilidad conjunta de los profesionales de la salud, de los responsables políticos, de las administraciones y de los representantes de las familias la tarea de definir una política sociosanitaria que permita hacer frente a esta grave y preocupante situación.
| |||||||||
En todos los países industrializados la población envejece. Este cambio en la estructura de la edad repercute en la frecuencia con que hace su aparición la enfermedad de Alzheimer, cuyo mayor factor de riesgo es la edad.
Los efectos que esta enfermedad tiene sobre la calidad de vida del enfermo, del cuidador y de la familia tienen un efecto negativo muy importante. Además, implica la elaboración de una política sociosanitaria adecuada.
Para proporcionar elementos que permitan proyectar sobre el futuro esta política, investigadores americanos han intentado estimar la frecuencia de aparición de la enfermedad a partir del censo realizado en Estados Unidos en el año 2000.
El estudio se desarrolló en Chigaco e incluyó a 3.838 personas de más de 65 años. Las conclusiones demuestran un cambio drástico en el número de personas afectadas a lo largo de los próximos 50 años. Se triplicará el número de enfermos en 2050, llegando a los 13,2 millones de afectados.
Este incremento se debe al crecimiento continuo de los grupos de edad avanzada. Se estima que el número de personas de 75 a 84 años afectadas por la enfermedad va a multiplicarse por dos; el número de personas de más de 85 años, por cuatro; mientras que el número de personas de 65 a 74 años quedará estable.
¿Son extrapolables estos datos a la situación en España? En gran parte sí, porque el envejecimiento de nuestra población es un hecho real, si la investigación no encuentra un tratamiento que prevenga la enfermedad. Ahora existen medicamentos sintomáticos que retrasan su evolución pero ninguno la cura.
No hay que considerar solamente la modificación cuantitativa de los enfermos sino las modificaciones cualitativas, es decir, lo que se refiere al per fil del enfermo y del cuidador.
Cada cuatro años, la esperanza de vida se incrementa en uno. Para los enfermos de Alzheimer, también. Esto quiere decir que las personas afectadas van a vivir más tiempo (actualmente la esperanza de vida de los enfermos es de 10 a 12 años después del diagnóstico).
El 70 por ciento de los cuidadores son, de hecho, cuidadoras pero la integración de las mujeres en el mercado laboral se incrementa cada año. ¿Quién tendrá la posibilidad de cuidar a su familiar dentro de 10 años?
A esta panorámica, bastante negra, hay que añadir, según la Organización Mundial de la Salud, que no se prevé la aparición de un tratamiento curativo antes de 10 a 20 años. En cuanto al tratamiento preventivo, se detuvo la investigación de las vacunas debido a efectos secundarios en el sistema nervioso central.
Estas consideraciones demuestran que la enfermedad de Alzheimer será el gran reto de la planificación sociosanitaria de los próximos 50 años. Es responsabilidad conjunta de los profesionales de la salud, de los responsables políticos, de las administraciones y de los representantes de las familias la tarea de definir una política sociosanitaria que permita hacer frente a esta grave y preocupante situación.
Los efectos que esta enfermedad tiene sobre la calidad de vida del enfermo, del cuidador y de la familia tienen un efecto negativo muy importante. Además, implica la elaboración de una política sociosanitaria adecuada.
Para proporcionar elementos que permitan proyectar sobre el futuro esta política, investigadores americanos han intentado estimar la frecuencia de aparición de la enfermedad a partir del censo realizado en Estados Unidos en el año 2000.
El estudio se desarrolló en Chigaco e incluyó a 3.838 personas de más de 65 años. Las conclusiones demuestran un cambio drástico en el número de personas afectadas a lo largo de los próximos 50 años. Se triplicará el número de enfermos en 2050, llegando a los 13,2 millones de afectados.
Este incremento se debe al crecimiento continuo de los grupos de edad avanzada. Se estima que el número de personas de 75 a 84 años afectadas por la enfermedad va a multiplicarse por dos; el número de personas de más de 85 años, por cuatro; mientras que el número de personas de 65 a 74 años quedará estable.
¿Son extrapolables estos datos a la situación en España? En gran parte sí, porque el envejecimiento de nuestra población es un hecho real, si la investigación no encuentra un tratamiento que prevenga la enfermedad. Ahora existen medicamentos sintomáticos que retrasan su evolución pero ninguno la cura.
No hay que considerar solamente la modificación cuantitativa de los enfermos sino las modificaciones cualitativas, es decir, lo que se refiere al per fil del enfermo y del cuidador.
Cada cuatro años, la esperanza de vida se incrementa en uno. Para los enfermos de Alzheimer, también. Esto quiere decir que las personas afectadas van a vivir más tiempo (actualmente la esperanza de vida de los enfermos es de 10 a 12 años después del diagnóstico).
El 70 por ciento de los cuidadores son, de hecho, cuidadoras pero la integración de las mujeres en el mercado laboral se incrementa cada año. ¿Quién tendrá la posibilidad de cuidar a su familiar dentro de 10 años?
A esta panorámica, bastante negra, hay que añadir, según la Organización Mundial de la Salud, que no se prevé la aparición de un tratamiento curativo antes de 10 a 20 años. En cuanto al tratamiento preventivo, se detuvo la investigación de las vacunas debido a efectos secundarios en el sistema nervioso central.
Estas consideraciones demuestran que la enfermedad de Alzheimer será el gran reto de la planificación sociosanitaria de los próximos 50 años. Es responsabilidad conjunta de los profesionales de la salud, de los responsables políticos, de las administraciones y de los representantes de las familias la tarea de definir una política sociosanitaria que permita hacer frente a esta grave y preocupante situación.
| Fuente: | Liése E. Herbert et al. Alzheimer disease in the US popultion. Prevalence estimates using the 2000 census. Arch. Neurol. vol. 60, Aug. 2003 |
| Fecha: | Febrero 2004. |
DE FUNDACIÓN ALZHEIMER DE ESPAÑA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario