Capítulo Aragua

miércoles, 11 de agosto de 2010

Investigan pérdida de memoria temprana


Cada año, cerca de un millón de estadounidenses sufren de un leve descenso en sus capacidades cognitivas

LOS ANGELES, ESTADOS UNIDOS (09/AGO/2010).- Los médicos no pueden decir si la pérdida moderada en la memoria de Leif Utoft Bollesen continuará siendo una simple molestia o se agravará, pero los exámenes al cerebro del ex profesor de 78 años podrían dar pistas.

Cada año, cerca de un millón de estadounidenses sufren de un leve descenso en sus capacidades cognitivas (MCI, por sus siglas en ingles), con un nivel de olvido que se encuentra en un punto medio entre la pérdida normal de la memoria debido a la vejez y el mal de Alzheimer.

Los últimos estudios sobre el tema permiten pronosticar cuáles son los pacientes con MCI que podrían estar en camino a la demencia y quienes no deberían preocuparse.

Un estudio publicado en la revista Neurology la semana pasada encontró que 70% de los neurólogos recetan medicamentos para tratar el Alzheimer a pacientes con MCI, con la esperanza de que los fármacos les ayuden a mitigar la pérdida de memoria.

Este porcentaje es asombroso, teniendo en cuenta que no hay pruebas de que estos medicamentos sean realmente efectivos incluso si los doctores supieran quién corre más riesgos.

Cada vez parece más claro que el Alzheimer comienza a devastar el cerebro por lo menos una década antes de que aparezcan los problemas de memoria. Por lo tanto, para detener el mal es necesario tratar los síntomas tempranos, de la misma forma que un derrame cerebral se previene tratando la hipertensión.

Pero para iniciar un tratamiento temprano se requiere primero descubrir si el MCI del enfermo realmente está pronosticando un Alzheimer a largo plazo o no.

Así, cuando el Instituto Nacional de la Vejez y la Asociación del Alzheimer, organismo sin fines de lucro, propusieron nuevas directrices para diagnosticar tanto la demencia senil causada por ese mal como la pérdida leve de memoria, fueron un paso más allá. El borrador también ofrece una guía para investigadores que prueban nuevas tecnologías con el fin de ayudarlos a distinguir las diferentes clases de MCI.

En la lista se encuentran estudios de tomografía por emisión de positrones para detectar el aumento de un residuo llamado beta-amiloide, vinculado al Alzheimer.

Bollesten está recibiendo estos y otros exámenes del cerebro en la Clínica Mayo como parte de un estudio para detectar patrones que indiquen una progresión de la enfermedad.

Al profesor retirado le da pena su principal síntoma de pérdida de memoria, olvidarse de los nombres de colegas que conoce hace mucho tiempo, pero dice que no le da miedo que su situación empeore.

''No me han dicho qué puedo esperar en el futuro... Pensaré en ello cuando me lo digan'', afirmó Bollese. Si empeora, cree que los investigadores ''podrían tener ideas de cosas que pudiera hacer para demorarlo''.

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