“Como lo que destruye -[el Alzheimer]- es la identidad de la persona,
aquí no son los enfermos los que han de aprender a adaptarse y afrontar
su condición, sino sus familiares y cuidadores” (Dr. Martínez Lage)
La complejidad que conlleva
la evolución de la enfermedad
de Alzheimer hace
prácticamente imposible resumir
en tan poco espacio todos
los por menores que implican
el manejo y tratamiento de un
paciente aquejado por esta
enfermedad. De ahí que en
esta oportunidad dediquemos
una primera parte al cuidador,
que debe comenzar por cuidarse
a sí mismo. En números
sucesivos trataremos los cuidados
específicos que se deben
prodigar a un enfermo de
Alzheimer.
La presencia de un enfermo
de Alzheimer en el seno
de una familia puede suponer
que de la noche a la mañana
ésta se vea totalmente
trastocada. Según el doctor
Alfredo Rodríguez del Álamo,
neuropsicólogo, miembro de
la Fundación SPF de Neurociencias,
"por lo menos en el
80% de los casos son las familias
quienes asumen, en el
propio domicilio, los cuidados
de estos enfermos. El
65% de los familiares que
cuidan directamente al enfermo
sufrirán cambios sustanciales
en sus vidas y una importante
merma de su salud
física o psíquica, llegando el
20% a desarrollar un cuadro
intenso conocido como "burnout"
o del cuidador "quemado".
En España el cuidador principal
de un enfermo de Alzheimer
suele ser una mujer (superan
en proporción 4:1 a los varones),
hija (60%) o cónyuge
(30%) del enfermo, que actúa
generalmente en solitario, ya
que rara es la familia en la que
sus miembros trabajen equitativamente
"en equipo" a la hora
de cuidar al enfermo.
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