Capítulo Aragua

jueves, 4 de marzo de 2010

MEDICAMENTOS CON ESCASOS BENEFICIOS




Ray y Grace conocían el mundo de la demencia porque ambos habían trabajado como auxiliares geriátricos y sabían pues lo poco que podían esperar de los medicamentos con que se trata. Habían visto con decepción repetida sus resultados. Contaban también con la experiencia de la escasa mejoría obtenida en el tratamiento de la esquizofrenia de su hijo que sólo encontró cierta mejora en sus síntomas con la utilización de terapias más naturales. "Ni siquiera nos molestamos en ir a nuestro propio médico local -cuenta Ray- porque no pensamos que pudiera decirnos nada que nosotros no supiéramos por nuestras propias experiencias; temimos que tratara de convencernos para usar unos medicamentos en los que ninguno de nosotros creía intentando suprimir los síntomas como habían hecho con nuestro hijo Christopher en lugar de buscar maneras de preparar el cuerpo de Grace para que estuviera tan sano como fuera posible a fin de luchar contra la enfermedad en todos los sentidos".

No aspiraban a sobrevivir a una enfermedad que sabían hoy por hoy invencible. Sólo querían sobrevivir a su deterioro. "Sabíamos que perderíamos inevitablemente la guerra porque somos mortales pero también que había algunas batallas en el camino que podíamos ganar si nos preparábamos cuidadosamente".

Su decisión no fue tomada a la ligera. Además de su propia experiencia personal decidieron valorar lo que se sabía realmente respecto a los efectos de la medicación que actualmente se utiliza y su conclusión, tras examinar una información que está al alcance de cualquiera que se tome el esfuerzo de buscarla pero que suele ser obviada por médicos y asociaciones, fue renunciar a las "ayudas" farmacológicas.

Ray culpa a la red de intereses comerciales de las multinacionales -sólo el donepezil produce en Estados Unidos ganancias por valor de más de 1.200 millones de dólares anuales- de que no se apueste más claramente por los controles nutricionales como factor de previsión y tratamiento. Por eso cuando se le pregunta si en sus viajes por todo el mundo mantiene contactos con las asociaciones de afectados contesta que prefiere que su lucha sea individual pero libre porque cree que, "de una forma u otra, las asociaciones siempre están relacionadas con los grandes laboratorios".

Y es verdad que la presencia de los grandes laboratorios se deja notar. En España la celebración este año del Día Mundial del Alzheimer bajo el lema Quince años junto a los enfermos de Alzheimer contó con el apoyo del laboratorio Novartis, fabricante de uno de los medicamentos recomendados para esta enfermedad.
Como es verdad también, por ejemplo, que en la página web de la Confederación Española de Familiares Enfermos (CEFEA) de Alzheimer y otras Demencias no existe la menor referencia en el apartado Tratamientos a la controversia científica que existe en torno a los actuales medicamentos y, claro está, tampoco al beneficio de los tratamientos ortomolecualres. De hecho, si uno pulsa en el link Tratamientos de esa web se puede leer: "En la actualidad, el Alzheimer es una enfermedad sin cura definitiva. Sin embargo, existen algunos tratamientos farmacológicos destinados a paliar los efectos de esta patología. Los describimos a continuación.



Y si cualquier familiar, cuidador o paciente en fase inicial pulsa en el apartado de Consejos-Alimentación de la web encontrará sólo dos referencias: "Si pide algún alimento entre horas lo más conveniente es fruta, zumo o, incluso, distraerle con otra actividad" y "La dieta debe ser variada. También es muy importante que beba líquidos". Nada de vitaminas B, C o E, ácidos grasos Omega 3, selenio, betacarotenos... Nada de nada.


Y lo cierto es que Ray Smith tenía razones para dudar de la eficacia de la actual medicación. El pasado mes de abril la portada del New York Times titulaba: "Mínimos beneficios de los medicamentos para el Alzheimer". La autora del artículo, Denise Grady, recogía en él un episodio altamente significativo:
"En una reunión celebrada a finales de marzo en la Universidad Johns Hopkins -podía leerse- un panel de investigadores sobre el Alzheimer debatió ante un buen número de doctores y profesionales del mundo de la salud la utilidad de los medicamentos existentes y las perspectivas de nuevos tratamientos. Cuando un doctor presente entre el público, claramente frustrado, acusó al grupo de expertos de evadir la pregunta de si se deben prescribir o no los medicamentos existentes la sala de conferencias estalló en aplausos. Uno de los expertos contestó que existe simplemente una oportunidad entre diez de que los medicamentos tengan efecto y que los pacientes deben probarlos durante seis a ocho semanas para dejarlos si no hay mejoría. Otro dijo que era necesario probar los medicamentos al menos durante seis meses. Y un tercero dijo: 'La clase de evidencia que usted necesita no está disponible'. El moderador resumió la situación diciendo: 'Pienso que estaríamos equivocados tratándole de decir lo que tiene que hacer. Todo lo que usted
puede hacer es mirar en su interior y actuar como mejor pueda'".

Tal es el estado real de la situación: enorme escepticismo ante la falta de efectividad de los actuales medicamentos, apuesta única a nivel oficial a pesar de que se basa en sólo un 10% de presuntos resultados positivos. Ciertamente, coinciden los expertos, pueden apreciarse a veces algunas leves mejorías en las pruebas mentales de los pacientes sometidos a la medicación habitual pero quizás la realidad que se discute es si tan ligeras mejorías sirven o no en realidad para ayudar a una persona con demencia de Alzheimer a desenvolverse en su día a día. Pues bien, este respecto podía leerse en el reportaje del New York Times lo siguiente:
"El Dr. Thomas Finucane, profesor en la Johns Hopkins y geriatra, dijo "'Usted puede nombrar 11 frutas en un minuto en lugar de 10. ¿Vale eso 120 dólares al mes?' El Dr. Finucane, que defendió probar los medicamentos de seis a ocho semanas, añadió que la mayoría de sus pacientes probó Aricept (donepezil), el principal medicamento, pero sólo un 10% de ellos encontró un valor continuado. 'Hay una eficacia muy limitada para la vida del paciente o del cuidador' afirmó, recordando luego que la Academia de Neurología ya había invitado a los doctores a 'reconsiderar'' su uso'".

En junio del 2004 un artículo aparecido en la revista The Lancet concluía que el donepezil no es rentable en la lucha contra el Alzheimer según los resultados de un ensayo (AD2000) a largo plazo con 565 pacientes llevado a cabo por un equipo de la Universidad de Birmingham ya que solamente proporciona ciertos cambios en los síntomas durante unos pocos meses. "De acuerdo con nuestros resultados -afirmó Richard Gray, coautor del estudio- los médicos, cuidadores y entidades encargadas de fondos para la salud pueden cuestionarse válidamente si no se obtendrían mejores resultados con los escasos recursos asignados al cuidado de la demencia con otros usos que no fueran la prescripción rutinaria de inhibidores de la colinesterasa".

De hecho, el Instituto Nacional para la Excelencia Clínica (NICE) de Gran Bretaña publicó el pasado mes de marzo un informe sobre el coste-efectividad de estos medicamentos en el que recomienda que se les retire la financiación pública. Tras revisar los datos sobre la eficacia de la medicación y la relación entre su costo y el beneficio que aporta el NICE concluye en su informe que el donepezil (Aricept), la rivastigmina (Exelon), la galantamina (Reminyl) y la memantina (Ebixa) no deberían ser reembolsados por el sistema nacional de salud británico debido a que las ventajas percibidas por los pacientes y sus cuidadores son limitadas y no concluyentes dejando abierta la puerta a que se busquen nuevos destinos a los fondos utilizados. Un buen número de médicos se muestra contrario a esta medida argumentando indefensión para sus pacientes pero la decisión del NICE no puede contemplarse de manera aislada. Ya en su momento las revisiones realizadas por el Grupo de Trabajo Americano de Medicina Preventiva y la Academia Americana de Neurología mostraron también cierto escepticismo sobre la utilización de estos medicamentos. De acuerdo con la escala utilizada para apreciar mejorías en pacientes con Alzheimer (The Alzheimer's Disease Assessment Scale -Cognitive Subscale (ADAS-Cog) la mejoría media entre los pacientes que toman medicamentos inhibidores de la colinesterasa -donezepil (Aricept), galantamina (Reminyl), rivastigmina (Exelon) y, en ese momento, también tacrina (Cognex)- frente a los que toman placebo es de 1,36 a 3,4 puntos de un total de 70. El grupo de trabajo también determinó que el beneficio práctico de estos medicamentos en la vida diaria no está claro. La Academia Americana de Neurología concluyó que los inhibidores de la colinesterasa "deberían considerarse en pacientes con Alzheimer leve o moderado pero los estudios sugieren que los beneficios son pocos"

El tiempo pasa y todos los estudios continúan confirmando la misma evidencia. El pasado mes de agosto se dio a conocer una revisión de los estudios realizados sobre estos medicamentos ("Cholinesterase inhibitors for patients with Alzheimer's disease: systematic review of randomised clinical trials") realizado por el Department of Primary Medical Care, Center of Psychosocial Medicine, del Centro Médico de la Universidad de Hamburgo. El trabajo en este caso se centró en tres de los principales inhibidores normalmente más recetados -donepezil, rivastigmina y galantamina- y concluyó que la recomendación de usar inhibidores de la colinesterasa no parece basarse en evidencias científicas. A lo que añadía: "Los beneficios obtenidos son mínimos y la calidad metodológica de los ensayos disponibles, pobre".

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