Los ejercicios más indicados para condiciones crónicas. ¿Cuál te conviene?
Si tienes algún problema de salud crónico y crees que eso te impide hacer ejercicios, sigue leyendo porque este artículo te puede interesar. Aquí te contamos qué tipo de actividades físicas te ayudan no sólo a prevenir sino también a mejorar los síntomas de enfermedades como las que afectan al corazón, la diabetes, la hipertensión y el cáncer, entre otras.
Posiblemente hayas leído o escuchado recomendaciones sobre las ventajas de hacer ejercicio y todo el bien que puede aportar a tu salud, pero aún así te cuesta crear una rutina y cumplirla, entre tantas obligaciones y cuestiones que debes atender a diario. Calma, ésta es una situación muy común, y más aún si padeces alguna enfermedad crónica que te desanime. Algunas personas dejan de hacer ejercicios porque creen que ya no están en condiciones físicas de hacerlos, y abandonan los esfuerzos.
José, por ejemplo, tiene problemas de corazón hace muchos años. Desde su primer infarto los médicos le aconsejaron que dejara el cigarrillo, que modificara su dieta y que saliera a caminar al menos media hora todos los días, para ayudar a su corazón a recuperarse.
Sin embargo, José tardó años en dejar de fumar, todavía le cuesta cuidarse con algunas comidas y su corazón se ha debilitado tanto que hoy le cuesta caminar apenas 5 minutos. A veces, mientras lee el periódico o al mirar televisión, su mente se dispersa y piensa arrepentido que su situación podría ser otra si hubiera escuchado las advertencias a tiempo.
Otro caso es el de Andrea. Desde que detectó que tiene presión alta, ha dejado de hacer ejercicio porque alguien le dijo que eso podría hacerle mal, y ella, por supuesto, tiene miedo de que así sea. Sin embargo, una rutina de actividad física es de gran ayuda para mantener una presión arterial normal y estable, sólo es necesario tener ciertos cuidados al practicar los ejercicios. Lo mismo ocurre para personas con cáncer, osteoporosis y problemas del corazón.
¿Hay algún tipo de ejercicio que sea mejor que otro para cada una de estas condiciones? Pues sí. Si bien una rutina de ejercicios suele incluir varios tipos de ejercicios, por ejemplo aeróbicos y de resistencia, algunos pueden ser más apropiados que otros de acuerdo a cada caso. Por eso siempre es importante que le consultes a tu médico qué cuidados debes tener y si debes evitar algún movimiento o esfuerzo en particular.
Los ejercicios aeróbicos, por ejemplo, han demostrado ser buenos para la enfermedad cardiaca, el nivel alto de colesterol, la diabetes, la presión alta, la apoplejía, el cáncer y las enfermedades pulmonares, aunque en algunos casos, por ejemplo, pueden recomendarte caminar en vez de correr, para no agitarte tanto.
Los ejercicios aeróbicos son aquellos de los cuales escuchamos hablar más frecuentemente. Están diseñados para aumentar la circulación de oxígeno en tu cuerpo gracias al movimiento repetitivo de los grupos de músculos largos que aumentan el ritmo del corazón.
Existen dos tipos de ejercicios aeróbicos: unos requieren el apoyo del peso corporal y hacen que los músculos trabajen contra la fuerza de la gravedad, como trotar, caminar o bailar, y otros no usan el apoyo del peso corporal y la fuerza de gravedad no juega un papel importante: es el caso de andar en bicicleta, nadar o remar.
Además, existen los que se llaman ejercicios anaeróbicos, entre los cuales se incluyen el estiramiento, el yoga y los ejercicios de resistencia con pesas, que buscan fortalecer los músculos. Esto es importante, por ejemplo, cuando tienes osteoporosis, ya que los músculos fortalecidos pueden ayudar a los huesos debilitados por la enfermedad a sostener el peso del cuerpo. En los casos de osteoporosis, además es aconsejable complementar los ejercicios de resistencia con los aeróbicos con apoyo del peso corporal.
Cuando los ejercicios de resistencia se combinan con los aeróbicos sin apoyo del peso corporal, en cambio, se convierten en una buena alternativa para combatir los síntomas de la artritis, una enfermedad de los huesos que puede ser muy dolorosa y limitar tu capacidad de moverte. Las actividades en el agua son ideales en estos casos
Estas combinaciones también son efectivas en otros casos. Así, por ejemplo, hacer los ejercicios de resistencia combinados con los aeróbicos de cualquier tipo es bueno para combatir la diabetes , el cáncer y la apoplejía o derrame cerebral, que ocurre cuando un vaso sanguíneo que lleva sangre y oxígeno al cerebro se revienta o se obstruye por una placa o un coágulo de sangre. En este último caso, además, también es importante incluir en la rutina los ejercicios de estiramiento.
Antes de iniciar una rutina de ejercicios, no te olvides consultar con tu médico. Y si hace mucho que no haces ejercicio recuerda que debes empezar poco a poco y no exigirle más a tu cuerpo de lo que puede dar. Lo importante es mantener la constancia. Si lo haces, verás que con el tiempo comenzaras a notar los buenos resultados.
Imágen © iStockphoto.com / Alex Bramwell
Posiblemente hayas leído o escuchado recomendaciones sobre las ventajas de hacer ejercicio y todo el bien que puede aportar a tu salud, pero aún así te cuesta crear una rutina y cumplirla, entre tantas obligaciones y cuestiones que debes atender a diario. Calma, ésta es una situación muy común, y más aún si padeces alguna enfermedad crónica que te desanime. Algunas personas dejan de hacer ejercicios porque creen que ya no están en condiciones físicas de hacerlos, y abandonan los esfuerzos.
José, por ejemplo, tiene problemas de corazón hace muchos años. Desde su primer infarto los médicos le aconsejaron que dejara el cigarrillo, que modificara su dieta y que saliera a caminar al menos media hora todos los días, para ayudar a su corazón a recuperarse.
Sin embargo, José tardó años en dejar de fumar, todavía le cuesta cuidarse con algunas comidas y su corazón se ha debilitado tanto que hoy le cuesta caminar apenas 5 minutos. A veces, mientras lee el periódico o al mirar televisión, su mente se dispersa y piensa arrepentido que su situación podría ser otra si hubiera escuchado las advertencias a tiempo.
Otro caso es el de Andrea. Desde que detectó que tiene presión alta, ha dejado de hacer ejercicio porque alguien le dijo que eso podría hacerle mal, y ella, por supuesto, tiene miedo de que así sea. Sin embargo, una rutina de actividad física es de gran ayuda para mantener una presión arterial normal y estable, sólo es necesario tener ciertos cuidados al practicar los ejercicios. Lo mismo ocurre para personas con cáncer, osteoporosis y problemas del corazón.
¿Hay algún tipo de ejercicio que sea mejor que otro para cada una de estas condiciones? Pues sí. Si bien una rutina de ejercicios suele incluir varios tipos de ejercicios, por ejemplo aeróbicos y de resistencia, algunos pueden ser más apropiados que otros de acuerdo a cada caso. Por eso siempre es importante que le consultes a tu médico qué cuidados debes tener y si debes evitar algún movimiento o esfuerzo en particular.
Los ejercicios aeróbicos, por ejemplo, han demostrado ser buenos para la enfermedad cardiaca, el nivel alto de colesterol, la diabetes, la presión alta, la apoplejía, el cáncer y las enfermedades pulmonares, aunque en algunos casos, por ejemplo, pueden recomendarte caminar en vez de correr, para no agitarte tanto.
Los ejercicios aeróbicos son aquellos de los cuales escuchamos hablar más frecuentemente. Están diseñados para aumentar la circulación de oxígeno en tu cuerpo gracias al movimiento repetitivo de los grupos de músculos largos que aumentan el ritmo del corazón.
Existen dos tipos de ejercicios aeróbicos: unos requieren el apoyo del peso corporal y hacen que los músculos trabajen contra la fuerza de la gravedad, como trotar, caminar o bailar, y otros no usan el apoyo del peso corporal y la fuerza de gravedad no juega un papel importante: es el caso de andar en bicicleta, nadar o remar.
Además, existen los que se llaman ejercicios anaeróbicos, entre los cuales se incluyen el estiramiento, el yoga y los ejercicios de resistencia con pesas, que buscan fortalecer los músculos. Esto es importante, por ejemplo, cuando tienes osteoporosis, ya que los músculos fortalecidos pueden ayudar a los huesos debilitados por la enfermedad a sostener el peso del cuerpo. En los casos de osteoporosis, además es aconsejable complementar los ejercicios de resistencia con los aeróbicos con apoyo del peso corporal.
Cuando los ejercicios de resistencia se combinan con los aeróbicos sin apoyo del peso corporal, en cambio, se convierten en una buena alternativa para combatir los síntomas de la artritis, una enfermedad de los huesos que puede ser muy dolorosa y limitar tu capacidad de moverte. Las actividades en el agua son ideales en estos casos
Estas combinaciones también son efectivas en otros casos. Así, por ejemplo, hacer los ejercicios de resistencia combinados con los aeróbicos de cualquier tipo es bueno para combatir la diabetes , el cáncer y la apoplejía o derrame cerebral, que ocurre cuando un vaso sanguíneo que lleva sangre y oxígeno al cerebro se revienta o se obstruye por una placa o un coágulo de sangre. En este último caso, además, también es importante incluir en la rutina los ejercicios de estiramiento.
Antes de iniciar una rutina de ejercicios, no te olvides consultar con tu médico. Y si hace mucho que no haces ejercicio recuerda que debes empezar poco a poco y no exigirle más a tu cuerpo de lo que puede dar. Lo importante es mantener la constancia. Si lo haces, verás que con el tiempo comenzaras a notar los buenos resultados.
Imágen © iStockphoto.com / Alex Bramwell
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