«El cuidador de un enfermo de alzheimer siempre enferma. Su soledad es brutal»
Un equipo psicológico inicia sesiones de terapia gratuita para familiares de afectados que se desarrollarán hasta diciembre
12.06.12 - 00:14 -
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«El alzheimer es una dolencia que genera dos enfermos: el propio afectado y su cuidador. La persona que cuida de un paciente de demencia siempre acaba enfermando. Su soledad es brutal». Ese fue el diagnóstico tan real como crudo realizado ayer por el psicólogo David García ante la docena de gijoneses que acudieron a la cita de la Fundación Alzheimer. Su auditorio estaba formado, precisamente, por cuidadores de enfermos de dicha patología, protagonistas de esta cita con la que la fundación trata de paliar las dificultades que se encuentran a diario estas personas «que no tienen cobertura ni en la Ley de la Dependencia».
Por ese motivo, desde la entidad que preside Laureano Caicoya se han puesto en marcha unas terapias de grupo, gratuitas, dirigidas a solucionar la angustia y los problemas de salud del cuidador «que se cree superman o superwoman y, realmente, no lo es. Nadie puede cuidar de otra persona a tiempo completo, todos los días del año y, además, atenderse a sí mismo. Eso es imposible. Por ello acaban sufriendo más que el objeto de su cuidado. Es el síndrome del cuidador».
Las terapias, que también se llevarán a Oviedo y Avilés, comenzaron la pasada semana en la capital para «atender al mayor número de personas posibles» y están dirigidas tanto por David como por Maite Montes y Eva María Vega, integrantes del equipo de psicólogos contratados por la Fundación Alzheimer Asturias para llevar a cabo esta novedosa iniciativa «de la que no se conocen precedentes en otras comunidades».
«Cuidarse mientras cuida»
Los asistentes recibirán apoyo psicológico y consejos para «no dejar de cuidarse mientras cuidan de su familiar», así como mecanismos para hacer frente «tanto al golpe tan duro que es escuchar del médico que tu padre, marido o hermano tiene alzheimer o cualquier otra demencia», como, sobre todo, superar su fallecimiento. «Con la muerte del enfermo, que puede llegar tras diez años de cuidados continuos, no acaban los problemas del cuidador, se agravan. Es cuando, realmente, más enfermo está».
David García se mostró convencido de que «en el alzheimer, el verdadero olvidado es el cuidador».
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