Capítulo Aragua

martes, 20 de marzo de 2012

Efecto Alzheimer: soluciones hoy para una crisis del mañana


Efecto Alzheimer: soluciones hoy para una crisis del mañana

En el Chile de hoy, los adultos mayores constituyen, en cantidad, más de la mitad de los niños menores de 15 años. Para el 2025 habrá tantos adultos mayores como menores de 15 años, y a partir de ese momento, la pirámide etaria comenzará a invertirse. Para el 2050, los mayores de 80 años serán más que los menores de 4. Realidad que obliga a tomar conciencia de cuáles son las políticas públicas que debemos priorizar para los adultos mayores.
 
El escenario demográfico actual es propicio al devastador efecto Alzheimer: a mayor esperanza de vida, mayor población de la tercera edad, con lo cual aumenta inexorablemente la cantidad de víctimas de un grupo de enfermedades que están entre las más temidas y, a la vez, las menos conocidas: las demencias y, en particular, la enfermedad de Alzheimer. En la actualidad, al menos 230.000 chilenos padecen de Alzheimer u otra demencia y constituyen la cuarta causa de muerte de la población chilena.
 
El desamparo de las personas afectadas vulnera no sólo el derecho ciudadano a una vida digna, sino que también impacta económica y psicológicamente a sus familiares, imponiendo además una fuerte carga socioeconómica a los sistemas de salud que deben hacerse cargo del tratamiento de esta enfermedad.
 
Además de la alta prevalencia, las demencias son unas de las patologías de mayor costo directo e indirecto. El alto costo indirecto se explica, entre otros, por las repercusiones del cuidado de un paciente con demencia sobre el núcleo familiar a través de un efecto de propagación: los pacientes con Alzheimer requieren de un cuidador y 9 de cada 10 de ellos son miembros de la familia del paciente, los cuales ven mermada su salud física, mental y capacidad laboral. Un 26 % de los cuidadores debe abandonar su trabajo para hacerse cargo de un paciente con demencia y  el 46% se insertaría en el mundo laboral si no tuviese la obligación de cuidar a un paciente.
 
Hasta ahora, en Chile no existe un programa con líneas de acción efectivas que garantice el derecho a una vida digna a los pacientes con demencias y sus familias, que facilite el acceso a la atención medica y a una red de apoyo socio-sanitaria.
 
La carencia de estrategias estatales, políticas y planes concretos de apoyo a la investigación, prevención y tratamiento del Alzheimer y otras demencias, impactará con creces el nivel de costos, carga médica y social de las futuras generaciones, originada por estas enfermedades. Estos costos crecen año a año, poniendo en riesgo la sustentabilidad del sistema de salud pública de nuestro país, con consecuencias que deberán soportar las generaciones posteriores.
 
En otros países esta urgencia socio-sanitaria ha sido exitosamente enfrentada mediante la implementación de Planes Nacionales para el Alzheimer y otras demencias. Pero en Chile, país que se ubica a nivel mundial dentro de las cuatro naciones con mayor porcentaje proyectado de población adulta, hemos dejado al abandono a los pacientes y su entorno. No hay planes claros ni estrategias definidas para enfrentar el desafío que representan el Alzheimer y otras demencias. Su implantación necesita que el Estado tome cartas en el asunto y, así como se ha hecho para otros tipos de enfermedades, como la esquizofrenia, se sienten las bases de un sistema de atención que asegure un tratamiento digno para los enfermos de demencia y un verdadero apoyo para sus familias.
 
Aún podemos enmendar el rumbo y trabajar en pos de un Plan Nacional de Alzheimer y otras demencias en Chile, construyendo las condiciones para que  las personas afectadas por esta enfermedad y sus familiares no vean mermado su derecho a la salud, su integridad y su dignidad, para que contribuyamos a generar el conocimiento indispensable para limitar el impacto de estas enfermedades y  para que fomentemos la solidaridad con quienes sufren las consecuencias del Alzheimer. Un Plan Nacional de Alzheimer y otras demencias sgnifica, en resumen, que como sociedad asumimos que pertenecemos a un cuerpo colectivo que no deja solo a quienes deben convivir día a día con el Alzheimer..
 
Como sociedad tenemos la responsabilidad de no dejar en el abandono a quienes contribuyeron a nuestro bienestar y ya no pueden velar por ellos, y de prepararnos al futuro implementando los programas que  permitan mitigar el grave problema estructural que podría generar al estado el aumento del gasto para atender el envejecimiento de la población y el concomitante aumento  de los casos de demencias. Sin duda, un número creciente de ciudadanos afectados directa e indirectamente lo agradecerá.
 
Firma por un Plan de Alzheimer y otras demencias aquí.
 
* Entrada escrita por Jorge Maturana y Andrea Slachevsky - Corporación Profesional de Alzheimer y otras demencias.

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