¿Cómo saber lo que es necesario adecuar en la vivienda?
Lo primero que hay que hacer es identificar todos aquellos elementos que, por cotidianos que parezcan, pueden en algún momento llegar a entrañar peligro para el enfermo por las dificultades que llegará a tener tanto en el reconocimiento como en el manejo de objetos.
Hay que tener presentes así mismo aquellos objetos o zonas de la casa que pueden entrañar un riesgo por los cambios visuales que puede experimentar a medida que la enfermedad avanza: huecos de escalera, puertas ciegas, diferentes niveles de iluminación, espacios en exceso homogéneos y difícilmente reconocibles...
Muchas de las actividades cotidianas llevan aparejado un riesgo intrínseco, que se pone de manifiesto cuando una persona tiene mermadas algunas de sus capacidades. Hay que ser especialmente precavido en la cocina (atención a los electrodomésticos, a los cuchillos y objetos punzantes y cortantes, al gas, a los alimentos en mal estado, a los productos de limpieza...) y en el cuarto de baño por los riesgos de caídas y por las especiales dificultades de estos enfermos para manejarse.
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