Capítulo Aragua

sábado, 2 de abril de 2011

LA PREVENCION NATURAL DEL ALZHEIMER, ¿UTOPIA O REALIDAD? (I)

LA PREVENCION NATURAL DEL ALZHEIMER, ¿UTOPIA O REALIDAD? (I)


LA PREVENCION NATURAL DEL ALZHEIMER, ¿UTOPIA O REALIDAD? (I)
Miles de afectados, familiares y personas sensibilizadas por esta grave y cada vez más frecuente enfermedad neurodegenerativa, se hacen la siguiente pregunta en algún momento de su vida: -mientras esperamos a que nos llegue la excelente noticia del descubrimiento de un fármaco capaz de curarla o evitarla, ¿podemos hacer algo, de forma natural para prevenirla, retrasarla o mejorarla?-

La presencia del Alzheimer en nuestra sociedad sigue aumentando. Las previsiones alertan de que en los próximos veinte años se duplicará la cantidad de enfermos, hasta llegar a la cifra de más de 67 millones de personas en todo el mundo. Actualmente ya supone el 50% de las personas afectadas por la ley de dependencia en España. Esta grave enfermedad, extremadamente cruel para quien la sufre, se convierte también en un severo castigo para sus cuidadores y familiares. Por ello, no podemos dejar de preguntamos si es verdad que no podemos hacer nada para prevenirla. Quizás, el día de mañana seamos nosotros mismos quien la padezca. O puede que nuestro padre, madre, esposo o esposa. Por dignidad humana estamos obligados a buscar respuestas más allá de los discursos formales, y a actuar solidariamente.

El problema fundamental, como en la mayoría de las enfermedades graves, radica en que actualmente, y a pesar del gran desarrollo de la ciencia, no se conocen sus causas. La consecuencia lógica es que al no conocerlas, estas causas no pueden ser evitadas o combatidas directamente. No obstante, existe un gran consenso en el sentido de que trata de una enfermedad multifactorial, es decir, que por lo general no responde a una única causa, sino a varias, existiendo también diversas hipótesis que no han podido ser verificadas en su totalidad.

El cerebro con Alzheimer se atrofia y en él, se producen pérdidas neuronales y sinápticas. En estos cerebros enfermos se han encontrado varias características neuropatológicas, pero las dos más relevantes son la existencia de ovillos neurofibrilares (presentes en numerosas enfermedades neurodegenerativas), y fundamentalmente, de placas seniles que se caracterizan por el depósito de amiloide, el cual da lugar a una cascada de alteraciones que conduce a la muerte neuronal. Por eso, a la enfermedad del Alzheimer se la considera una amiloidosis, es decir, perteneciente a un grupo de enfermedades de causa desconocida, que se caracterizan por el depósito de un material denominado amiloide en los espacios extracelulares de diversos órganos y tejidos.

En el caso del Alzheimer, se producen unas lesiones neuropatológicas que se manifiestan como depósitos proteínicos localizados preferentemente en el hipocampo y en las áreas parietotemporales de la corteza cerebral, que lentamente van produciendo una pérdida fatal de las funciones mentales. Este amiloide, aparece en el cerebro de los enfermos de Alzheimer cuando las membranas celulares han perdido su estabilidad y se han ido destruyendo las sinapsis o zonas de contacto entre las células nerviosas. Las membranas de las células nerviosas son la barrera natural para las proteasas, que fragmentan en pequeñas partículas los materiales albuminosos de donde salen los amiloides, y por ello, cuando la membrana pierde su estabilidad, aparece amiloide en el cerebro.

Tras esta breve explicación técnica, podemos entender mejor la importancia de las palabras de Annelies Furtmayr-Schuh en la introducción de su libro titulado “La enfermedad de Alzheimer”: -…Posiblemente se logrará en el futuro frenar y hasta impedir por completo la aparición de la enfermedad, que tiene su origen en la destrucción de la membrana en los contactos de las células nerviosas del cerebro-.

Actualmente se aplican varios tratamientos que ayudan a retrasar la progresión de la enfermedad, y/o aliviar ciertos síntomas, de forma paliativa. Aunque es cierto que algunos de estos tratamientos de tipo farmacológico pueden conllevar importantes efectos secundarios, se considera que el beneficio conseguido es superior a las desventajas que pueden acarrear. Es muy positivo también, el trabajo de evaluación de la neuropsicología, así como las actividades de estimulación cognitiva que ayudan a retrasar la evolución de la enfermedad. Este conjunto de acciones forman parte de lo que se llama la prevención terciaria, la cual intenta curar o paliar los efectos de una enfermedad una vez aparecida ésta. En este contexto terciario, es muy importante proporcionar apoyo psicológico y formación complementaria a los familiares directos y cuidadores del enfermo, tanto para proveerles de habilidades suficientes para comprender y afrontar mejor la dura prueba a la que están sometidos diariamente, como para que puedan proporcionar a los enfermos lo que más necesitan: cariño y afecto.

Por su parte, la llamada prevención secundaria o diagnóstico precoz, tiene como finalidad detectar la enfermedad en su estado incipiente, con el fin de poder aplicar cuando antes las medidas de prevención terciaria, y conseguir así, en la medida de lo posible, retrasar la evolución de la enfermedad, proporcionando al enfermo la mejor calidad de vida posible. En este contexto preventivo, si se detectan “lapsus” en la memoria, despistes y pequeños olvidos, alteraciones del lenguaje, problemas de desorientación, incongruencias o dificultades para realizar tareas domésticas, vale la pena acudir al especialista para que valore si estos síntomas son debidos al proceso “normal” de envejecimiento o en realidad son señales incipientes de demencia.

Pero cuando la palabra prevención toma su más amplio y puro sentido es cuando se trata de la prevención primaria. Es decir, cuando aún no ha aparecido la enfermedad. Este tipo de prevención  se realiza mediante actividades encaminadas a la promoción y la defensa de la salud de la población. Según la Organización Mundial de la Salud, uno de los instrumentos de la promoción de la salud y de la acción preventiva es la educación para la salud, la cual comprende la transmisión de información útil, el fomento de la motivación para cuidarse, así como la mejora de las habilidades personales y la autoestima, con el fin de conseguir una actitud más positiva y un mayor conocimiento de todos aquellos aspectos que pueden incidir en la propia salud y la de los demás. Y en eso estamos.

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