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Aunque la edad y la historia familiar de enfermedad son los dos factores de riesgo más importantes para desarrollar demencias después de los 65 años, prevenir el deterioro cognitivo leve es principalmente cuestión de buenos hábitos.  ¿Sabe usted si sus hábitos reducen el riesgo de padecer deterioro cognitivo leve durante la vejez?
Estudios recientes estiman que el 14% de la población mayor entre 70 y 89 años tiene deterioro cognitivo leve y que es más común en hombres que en mujeres. El 10% de esta población padece algún tipo de demencia severa o moderada y el 75% tiene habilidades de pensamiento y memoria normales. Lo anterior demuestra que en muchos casos las personas mayores viven su vejez libres de enfermedades mentales y que el cerebro es uno de los órganos que mejor se adapta al avance de la edad. Mantenerlo “en forma” es uno de los factores que más ayudan a frenar su deterioramiento natural. Por ejemplo, es común que las personas con una vida intelectualmente activa mantengan en óptimas condiciones sus habilidades mentales incluso después de los 80 años. En el mismo sentido, los mayores que hablan dos o más lenguas son menos proclives a desarrollar demencias. Recientemente se ha comprobado que el bilingüísmo es uno de los factores más importantes en el entrenamiento cognitivo; se ha demostrado que los niños que hablan al menos dos idiomas tienen menos riesgo de desarrollar demencia senil y Alzheimer al llegar a una edad avanzada. Otros hábitos mentales como la lectura, la escritura, ejercicios de memoria e incluso el Sodoku entrenan el cerebro.
El deterioro cognitivo leve es una alteración cognitiva discreta que generalmente no interfiere en la vida cotidiana de la persona mayor; suele estar expresado por pequeñas pérdidas de memoria, trabas con el lenguaje y, en general, mayor dificultad para razonar o prestar atención durante un tiempo prolongado. No existe un tratamiento farmacológico curativo, sin embargo es una de las áreas de la salud donde más se enfocan las campañas de prevención. Si bien el deterioro cognitivo leve no representa un problema inmediato para la persona, si es indicador de un alto riesgo. El 50% de personas mayores con deterioro cognitivo leve desarrollan demencias severas e incapacitantes, principalmente Alzheimer.
En terminos generales, la estimulación cognitiva, la buena alimentación y el ejercicio físico, son los tres pilares de la salud mental. Sin embargo, el fracaso de las campañanas de prevención se debe básicamente a los hábitos de sedentarismo y alimenticios incorrectos. Por parte del ejercicio físico, la necesidad de estimular el cuerpo es tan importante para el cerebro que incluso solo con adoptar el hábito de caminar 10 kilómetros por semana podría ayudar a curar los problemas leves de memoria. Por parte de la alimentación, un estudio realizado en la Universidad de Oxford y publicado en la revista “PLoS One” (Public Library of Sciences One) demuestra que el consumo adecuado de vitamina B6 reduce a la mitad la velocidad de avance del deterioro cognitivo leve. La B6 es una vitamina muy común presente en los pescados, los lácteos, granos integrales, levaduras y frutas secas. En general no tenemos problemas en incluirla en las dietas debido a su abundancia, pero su carencia en el organismo puede producir anemia, fatiga, depresión, disfunciones nerviosas, seudoseborreas, boqueras, vértigo, conjuntivitis, nauseas, vómitos, incluso tiene relación directa con el riesgo a padecer Alzheimer. Numerosos estudios hablan de la desnutrición como un verdadero problema de salud pública en los ancianos. En el año 2008 un estudio reveló que en España hasta el 5% de mayores que vivían en su domicilio presentaban malnutrición y hasta el 30% de mayores viviendo en residencias, estos últimos debido a las complicaciones derivadas por la pluripatología o enfermedades simultáneas en una misma persona.
La investigación médica está avanzando constantemente para descubrir nuevas formas de prevenir el deterioro cognitivo. Por una parte, es un hecho que las terapias no farmacológicas son más eficientes para tratar el Alzheimer en una fase temprana que cualquier medicamiento. Por otra parte, una investigación en el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT, por sus siglas en inglés), descubrió que las proteínas llamadas sirtuinas, capaces de retrasar el envejecimiento en muchas especies de animales, son sumamente eficaces también para mejorar la memoria y la capacidad intelectual. También los estudios sobre diagnosticos temprano están evolucionando. Actualmente una nueva manera de diagnosticar el riesgo de deterioro cognitivo pertimitiría detectar muy tempranamente el grado de envejecimiento del cerebro midiendo los niveles de ácido láctico en el cuerpo. Este ácido parece ser un importante indicador de los cambios en el ADN mitocondrial humano el cual está directamente vinculado con los trastornos del sistema nervioso central asociados a la edad, como el Alzheimer y el Parkinson.
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