Alzheimer, un mal ignorado

Más de 600 mil adultos mayores sufren alguna demencia, pero en México no hay registro detallado sobre el padecimiento y atención especializada

ALERTA. Se calcula que en el país hay 2 millones de personas mayores de 60 años que padecen Alzheimer (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )

TEXTO LINALOE R. FLORES politica@eluniversal.com.mx | El Universal

Las calles de la ciudad de México se han convertido en un termómetro de una de las enfermedades degenerativas en auge. De 2008 a la fecha se han extraviado más de 6 mil personas, según la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal en su portal de transparencia. Más de la mitad son ancianos mayores de 60 años que pueden padecer Alzheimer.

El perfil común del anciano perdido —elaborado por el Centro de Apoyo a Personas Extraviadas y Ausentes (Capea)— es el de una persona que salió de su hogar, pero no sabe quién es ni a dónde va ni qué quiere. Tiene una actitud combativa y no se le puede retener contra su voluntad.

Estas características del adulto mayor extraviado son síntomas de la enfermedad, de acuerdo con la Asociación Alzheimer y la Fundación del mismo nombre, organizaciones civiles que han atendido el padecimiento en el país durante dos décadas.

A esta problemática, el país se enfrenta sin un registro epidemiológico. “No se conoce con precisión cuántas personas lo padecen entre el total de pacientes con demencias degenerativas”, expone Zoila Trujillo, coordinadora de la Clínica de Geriatría del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velazco Suárez de la Secretaría de Salud.

Según la especialista, el cálculo de la dependencia es que 8.3% de la población mayor de 60 años tiene una demencia. Si el Consejo Nacional de Población (Conapo) indica que la población de adultos mayores en el país es de 8 millones, poco más de 600 mil tendría un cuadro demencial, sin saber cuántos son de Alzheimer.

El físico Leopoldo García Colín —uno de los investigadores del método de plegamiento de proteínas para realizar una detección temprana del padecimiento— ha calculado que la proporción de ancianos demenciales es mayor y los que padecen Alzheimer pueden alcanzar los 2 millones.

Miembro de El Colegio Nacional, García Colín se basa en el Reporte Mundial Alzheimer, elaborado por Alzheimer’s Disease International Organización, que indica que 60% de los 35 millones de casos en el mundo se encuentran en los países con alta densidad de pobres y un envejecimiento poblacional acelerado, factores que presenta México.

Hasta hoy, el gran riesgo es la vejez. En el país, los ancianos integran 8% de la población; dentro de cuatro décadas ese porcentaje será de 27.7, según la proyección del Conapo. México tiene 15 personas mayores de 65 años por cada 100 menores de 15 y en 2050 ese número será de 120. Zoila Trujillo, de Salud, admite: “Aunque no sabemos cuántos son, lo cierto es que conforme nuestra población aumente, la incidencia de Alzheimer se va a duplicar”.



Sin infraestructura

Quienes han obtenido un diagnóstico no tienen a dónde acudir. El sector salud carece de estancias y de un programa específico de ayuda multidisciplinaria. De acuerdo con su reglamento, en sus apartados relativos a los ancianos, el Sistema Integral de la Familia (DIF) sólo puede recibir en sus asilos a mayores de 60 años “funcionales”; es decir, a quienes aún cuentan con memoria y pueden realizar alguna actividad. El Instituto Nacional para la Atención de Adultos Mayores (Inapam), el organismo rector de la ancianidad, también carece de centros especializados.

Las Instituciones de Asistencia Privada han conformado en la última década, 12 centros donde los ancianos con Alzheimer pueden permanecer y ser atendidos. Son estancias diurnas. Los refugios están en Hermosillo y Obregón; Torreón, Aguascalientes, León, San Luis Potosí, Querétaro, Michoacán, Veracruz, Tampico y la ciudad de México.

“Tenemos mucha falla en el primer nivel de atención. No hay una infraestructura especializada para atender a los pacientes”, expone Trujillo, coordinadora de la Clínica de Geriatría del Instituto Manuel Velazco Suárez.

En la Fundación Alzheimer, el neuropsicólogo Gabriel López describe que para atender en forma adecuada a un paciente con esta enfermedad se requiere a enfermeras, sicólogos y trabajadores sociales. Estos profesionales deben ser dirigidos por un especialista geriatra.

Pero los geriatras no alcanzan. Una estimación de la Salud arroja que en el país hay 300 de estos especialistas para una población de 8 millones de ancianos.

En general, los recursos para la vejez no han crecido. Inapam trabajó este año con 260.8 millones de pesos, una cifra que se redujo en 94 millones de pesos con respecto 2009. En 2008, se instituyó el Instituto Nacional de Geriatría. En el año que concluye, esta instancia laboró con 26.8 millones de pesos sin edificio propio y con 60 empleados. Son las instituciones responsables de la atención de los viejos.



Ayúdenme

Alzheimer es un trastorno neurodegenerativo que altera los mecanismos bioquímicos de las neuronas y a veces, les da una muerte implacable. Hace que el paciente ingrese a una estación en donde la vida no tiene sentido. Pérdida de la memoria inmediata, transformación del juicio, desconocimiento de la identidad y la incapacidad para la comunicación son algunos de los signos. Así empieza a tramarse el sufrimiento. Día con día. Sorpresa con sorpresa.

Los Sánchez, en la delegación Gustavo A. Madero, supieron que el Alzheimer los había alcanzado cuando fueron acusados de robo. Su madre los acusó. Los golpeó y les arrojó objetos. Ella, en un momento de lucidez, había guardado el dinero. Después, no recordaba nada ni a nadie.

Los cinco Sánchez supieron que la madre ya no podría estar sola. “Aquella mujer tan fuerte y segura de sí misma, ya no está en ese cuerpo”, dice uno de los hijos. “Y esos que me roban pueden ser ustedes. O estar en la calle. O por todos lados”, se le escucha.

Uno de los familiares recuerda cuando ella recordó quién era. La conciencia de que el Alzheimer estaba en su cerebro la hizo gritar con un vozarrón despedazado: ¡Ayúdenme!

Costos elevados

Un paciente de Alzheimer implica un gasto mensual de 12 mil pesos. Es un cálculo del siquiatra mexicano David Rasnikov, uno de los estudiosos del padecimiento en México. Un costo que es asumido ciento por ciento por las familias. Los elementos de peso en esta erogación son la toma de fármacos, el uso de productos del cuidado como pañales y artefactos como sillas de ruedas.

En cuanto a la toma de medicinas, aún no hay un tratamiento claro. Una vez diagnosticado, la Memantina (la distribuyen los laboratorios Asofarma, Merz y, Lumbeck) logra retrasar el deterioro cognitivo. Hay que añadir la compra de antidepresivos. La depresión es un padecimiento alterno que ronda al paciente.

Hace cinco años, Leopoldo García Colín asesoró una tesis doctoral sobre la formación de un vidrio. Entonces, alumno y maestro vieron que el mismo método era aplicable para las proteínas. Hoy día, el criterio para diagnosticar el Alzheimer está basado en la cantidad de proteína betamiloide depositada en el cerebro, lo que se averigua con una biopsia o autopsia. La betamiloide se rebela y obstruye los centros neuronales. Y justo eso es el Alzheimer.

Rosa Linda Guevara, profesora investigadora de la UNAM, está por publicar los resultados de un protocolo iniciado hace ocho años para detectar la demencia del Alzheimer a través de la pérdida del olfato. La investigación la realizó con mil 500 pruebas.

La hipótesis es que las personas con Alzheimer dejan de reconocer ciertos olores típicos. No reconocerlos implicaría un deterioro en la capacidad cognitiva, de acuerdo con su investigación.

Por ahora, uno de los síntomas se observa cuando el paciente ha salido a las calles. La estadística del Capea indica que los ancianos perdidos en el DF y zona metropolitana comparten un perfil. Son individuos que con determinación, cruzaron las puertas de sus casas. Pero no saben decir sus nombres ni a dónde van ni qué quieren. Traen los pies deshechos de tanto andar sin sentido