El avance plantea un dilema: ¿cómo emplear la técnica si no hay terapia? ....sigue
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Una noticia buena y otra mala. La buena es que ya es posible diagnosticar precozmente la enfermedad de Alzheimer cuando sus síntomas aún son leves e incluso años antes de que surjan las primeras señales de deterioro cognitivo. La mala es que aún ningún tratamiento ha demostrado ser capaz de frenar la progresión de la enfermedad y que el último fármaco experimental que se ha ensayado ha fracasado.
Dudas sobre los sudokus y la actividad física
Múltiples estudios han sugerido que una dieta saludable, la práctica habitual de actividad física, los juegos que obligan a ejercitar el cerebro y tener una vida social activa ayudan a frenar la progresión del alzheimer. Pero cuando se han examinado las pruebas científicas con rigor, como ha hecho un comité de quince expertos a petición de los Institutos Nacionales de la Salud de EE.UU., resulta que la mayoría de los estudios son poco consistentes y sus resultados, poco concluyentes. Que no se haya demostrado que estas actividades sean eficaces no significa que sean ineficaces; sólo que, con los datos disponibles, no es posible saberlo. Dadas las incertidumbres, José Luis Molinuevo, del hospital Clínic, recomienda adaptar las actividades a las preferencias de cada paciente. "Si le gusta hacer sudokus, fantástico. Pero si no le gusta, es mejor que haga otras cosas que disfrute", aconseja.
Lo cual plantea un debate médico y ético. ¿Deben ofrecerse a pacientes con deterioro cognitivo pruebas de diagnóstico precoz si aún no se les puede ofrecer un tratamiento? ¿Debería cubrir la sanidad pública estas pruebas, que son complejas y costosas, aun a costa de recortar otras prestaciones? ¿O bien estas pruebas de diagnóstico precoz sólo deben emplearse con fines de investigación, por ejemplo para estudiar si un fármaco es eficaz en las fases iniciales de la enfermedad?
"Yo, personalmente, si tengo alzheimer preferiría saberlo –declara José Luis Molinuevo, coordinador de la unidad de alzheimer del hospital Clínic–. Preferiría ser diagnosticado antes de llegar a la demencia para tomar decisiones sobre mi vida, por ejemplo para terminar proyectos, decidir cuestiones de herencias, decir cómo quiero ser atendido en la fase terminal…".
"En las fases avanzadas de la enfermedad, tener un diagnóstico claro suele ser mejor para el paciente, para su familia y para sus cuidadores. Pero en las fases iniciales, cuando aún se conservan las facultades casi intactas, hay gente que prefiere no saberlo. Es una cuestión muy personal", añade Jesús Ávila, investigador del Centro de Biología Molecular de Madrid.
http://www.alzheimer.org.ve/leer.php/898
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