Posted: 13 Aug 2012 08:38 AM PDT
MIÉRCOLES, 8 de agosto (HealthDay News) — Las personas mayores que participan en entrenamiento en equilibrio y fuerza pueden reducir significativamente su riesgo de caídas, sugiere un estudio reciente.
Investigadores de Australia hallaron que incorporar esos ejercicios a las actividades de rutina reducía las caídas entre los mayores en casi un tercio. Sin embargo, menos de diez por ciento de las personas mayores practican regularmente el entrenamiento en fuerza, e incluso menos hacen ejercicio para mejorar su equilibrio, según la autora del estudio Lindy Clemson, profesora de terapia ocupacional y envejecimiento de la Universidad de Sídney, y colegas.
En el estudio participaron más de 300 hombres y mujeres a partir de los 70 años. Todos se habían caído al menos dos veces, o se habían lesionado en una caída en el año anterior. Los investigadores asignaron a los participantes a uno de tres programas de ejercicio.
Un grupo siguió un programa que los investigadores llamaron “ejercicio funcional integrado al estilo de vida”. Este programa incorporaba entrenamiento en equilibrio y en la fuerza de las extremidades inferiores en las rutinas cotidianas de los participantes. Al seguir este programa, las personas mayores trabajaban en su fuerza y equilibrio mientras caminaban, pasaban por encima de objetos y se ponían de pie después de estar sentados.
El segundo grupo recibió un programa estructurado de ejercicio para completar tres veces por semana usando pesas en los tobillos. El tercer grupo, el de “control”, fue asignado a ejercicios “falsos” leves.
Todos los grupos registraron cualquier caída que tuvieran en el transcurso de un año. Los investigadores también midieron su equilibrio estático y dinámico, la fuerza de los tobillos, rodillas y caderas, y examinaron las actividades de la vida cotidiana y la calidad de vida.
Clemson y colegas calcularon que el grupo de ejercicio integrado al estilo de vida experimentó una reducción de 31 por ciento en la tasa de caídas, en comparación con el grupo de control. Los participantes en ejercicio integrado al estilo de vida también mejoraron tanto el equilibrio estático y dinámico como la fuerza de los tobillos. Además, el estudio mostró que tenían una mejor función y participación en las actividades diarias.
Los participantes del grupo de ejercicio integrado al estilo de vida también cumplieron mejor con el programa que las personas mayores de los otros dos grupos, según el informe, que aparece en la edición en línea del 7 de agosto de la revista BMJ.
La reducción en la tasa de caídas de los participantes del grupo de ejercicio estructurado fue insignificante, anotaron los autores en un comunicado de prensa de la revista.
El programa de ejercicio integrado al estilo de vida “provee una alternativa al ejercicio tradicional para las personas mayores, para mejorar la función en la realización de actividades y aumentar la participación en la vida diaria”, concluyeron los investigadores.
La autora de un editorial acompañante se mostró de acuerdo.
“Los ejercicios terapéuticos, la educación y las actividades físicas deben ser sostenibles, agradables y eficaces a largo plazo”, explicó en el editorial Meg Morris, profesora de la Universidad de Melbourne. “La creencia de que las caídas deben ser aceptadas y toleradas como parte del proceso de envejecimiento es un mito que hay que destruir. Se puede, y se debe, prevenir muchas caídas”.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
FUENTE: BMJ, news release, Aug. 7, 2012Investigadores de Australia hallaron que incorporar esos ejercicios a las actividades de rutina reducía las caídas entre los mayores en casi un tercio. Sin embargo, menos de diez por ciento de las personas mayores practican regularmente el entrenamiento en fuerza, e incluso menos hacen ejercicio para mejorar su equilibrio, según la autora del estudio Lindy Clemson, profesora de terapia ocupacional y envejecimiento de la Universidad de Sídney, y colegas.
En el estudio participaron más de 300 hombres y mujeres a partir de los 70 años. Todos se habían caído al menos dos veces, o se habían lesionado en una caída en el año anterior. Los investigadores asignaron a los participantes a uno de tres programas de ejercicio.
Un grupo siguió un programa que los investigadores llamaron “ejercicio funcional integrado al estilo de vida”. Este programa incorporaba entrenamiento en equilibrio y en la fuerza de las extremidades inferiores en las rutinas cotidianas de los participantes. Al seguir este programa, las personas mayores trabajaban en su fuerza y equilibrio mientras caminaban, pasaban por encima de objetos y se ponían de pie después de estar sentados.
El segundo grupo recibió un programa estructurado de ejercicio para completar tres veces por semana usando pesas en los tobillos. El tercer grupo, el de “control”, fue asignado a ejercicios “falsos” leves.
Todos los grupos registraron cualquier caída que tuvieran en el transcurso de un año. Los investigadores también midieron su equilibrio estático y dinámico, la fuerza de los tobillos, rodillas y caderas, y examinaron las actividades de la vida cotidiana y la calidad de vida.
Clemson y colegas calcularon que el grupo de ejercicio integrado al estilo de vida experimentó una reducción de 31 por ciento en la tasa de caídas, en comparación con el grupo de control. Los participantes en ejercicio integrado al estilo de vida también mejoraron tanto el equilibrio estático y dinámico como la fuerza de los tobillos. Además, el estudio mostró que tenían una mejor función y participación en las actividades diarias.
Los participantes del grupo de ejercicio integrado al estilo de vida también cumplieron mejor con el programa que las personas mayores de los otros dos grupos, según el informe, que aparece en la edición en línea del 7 de agosto de la revista BMJ.
La reducción en la tasa de caídas de los participantes del grupo de ejercicio estructurado fue insignificante, anotaron los autores en un comunicado de prensa de la revista.
El programa de ejercicio integrado al estilo de vida “provee una alternativa al ejercicio tradicional para las personas mayores, para mejorar la función en la realización de actividades y aumentar la participación en la vida diaria”, concluyeron los investigadores.
La autora de un editorial acompañante se mostró de acuerdo.
“Los ejercicios terapéuticos, la educación y las actividades físicas deben ser sostenibles, agradables y eficaces a largo plazo”, explicó en el editorial Meg Morris, profesora de la Universidad de Melbourne. “La creencia de que las caídas deben ser aceptadas y toleradas como parte del proceso de envejecimiento es un mito que hay que destruir. Se puede, y se debe, prevenir muchas caídas”.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
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