Capítulo Aragua

sábado, 9 de junio de 2012

José Hidalgo Dávila ha demostrado ser todo un ejemplo de superación

Trasplantado y ciego se hace cargo de su madre enferma de alzhéimer

José Hidalgo Dávila ha demostrado ser todo un ejemplo de superación

22.05.12 - 18:52 -

José Hidalgo Dávila es un hombre que 52 años y vecino de Quintana de la Serena, ha sido albañil toda su vida y padece diabetes desde hace tiempo. En el año 2001 tuvo que ser trasplantado de riñón para salvar su vida, pero lo que no pudo salvar fue la vista. Poco a poco fue perdiendo visión hasta quedarse completamente ciego.
Al principio fue muy duro para él, puesto que a su dolencia se une el tener que cuidar a su madre de 90 años que padece alzhéimer, con la que lleva viviendo toda su vida, sin embargo José, lejos de necesitar ayuda, es él precisamente el que se superó a sí mismo echándole valor y arrojo a su situción.
Aunque su madre la visita una asistenta social cuatro veces al día, para levantarla de la cama, darle la comida, una visita por la tarde y para acostarla por la noche, el resto de los cuidados los hace su propio hijo ciego.
José hace la comida, prepara la colada y hasta se ha montado un pequeño taller de carpintería para hacer sus propios muebles y objetos que necesita a su medida, la mayoría de ellos colocados en una pequeña buhardilla donde pasa parte de su tiempo.
Cuando nos invitó a ver sus trabajos, tuvimos que subir por una escalera muy repentina, nos advirtió de lo empinadas que estaban y que guardásemos cuidado con unas garrafas de agua que había a uno de los lados, evidentemente el no las veía pero sabía que estaban allí, además no necesitaba ni usar el pasamanos, nosotros sí.
Una vez en el piso superior, había un sofá de madera en un coqueto salón, "este lo he hecho yo con madera de los pallets de las obras" nos dijo. También nos mostró un armario y dos muebles a cada uno de los lados de la lavadora donde hace regularmente la colada, muebles que aseguraba que construyo, con tres objetivos, primero para su mayor comodidad, segundo para desenvolverse a su manera y saber dónde colocar cada prenda y tercero y quizás el principal, como terapia para estar entretenido y sobrellevar su problema, "con esto no me hace falta psicólogo", afirmaba muy convencido.
Cuando nos invitó a entrar en la cocina donde hace la comida diariamente para él y para su madre, nos mostró los pequeños trucos que tiene en la placa vitrocerámica para encenderla y apagarla, usa pequeños puntos de plomo en relieve, para saber donde tiene que pulsar.
"Aquí lo hago todo menos la carne, puesto que me gusta a la plancha y la tengo arriba en la buhardilla, para que el humo no entre en la casa ni se quede en la cocina", revelaba. Plancha que precisamente tiene sobre un mueble también fabricado por él, al que incluso le tiene aplicada una protección para no ensuciar la pared.
Cuando la asistenta se queda unos minutos con su madre, aprovecha para ir a la compra, suele recorrer varias manzanas para ir a la tienda y lo hace con un bastón que le facilito la ONCE, aunque en un principio lo hacía con una rama de acebuche que él mismo diseñó.
"Tengo que estar activo, si no me amargo, no puedo acobardarme por lo que tengo encima, tengo que echarle valor y hacer cosas, mis muebles u otros objetos de madera, además dispongo de libros me entretienen mucho y que te voy a enseñar", nos dijo muy convencido.
Nos invitó a pasar a una pequeña habitación, "voy a encender la luz para que veas tú, porque a mí no me hace falta", dijo al entrar, donde hay un antiguo catre en el que duerme y una estantería que también ha fabricado él, allí tiene una buena colección de discos compactos que inserta en un reproductor especial muy fácil de manejar y los escucha habitualmente.
Una persona activa a pesar de su dolencia, no solo sabe cuidarse a él mismo sino que también se encarga de las necesidades de su madre enferma, la cual no puede moverse del sillón en el que se sienta desde que se levanta de la cama hasta que se acuesta, a la que vigila con su tacto si está arropada con las enagüillas de la mesa camilla o no, entre otras atenciones a lo largo del día. Por su fortaleza, arrojo, coraje y ánimo, José Hidalgo Dávila ha demostrado ser todo un ejemplo de superación.

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