Capítulo Aragua

viernes, 4 de mayo de 2012

Diez consejos para una atención de calidad a los enfermos de Alzheimer

Diez consejos para una atención de calidad a los enfermos de Alzheimer

El comportamiento de un paciente de EA se vuelve inconexo y no habrá dos días iguales. El núcleo familiar deberá contar con esos cambios arbitrarios, la dificultad de comunicarse, y tratar de que le afecten lo menos posible.

EN FASE II
Ana Romaz / Actualizado 9 febrero 2012
Como ya dije la semana pasada, en este post quiero hacer hincapié en las pequeñas cosas que pueden ayudar a nuestros familiares enfermos de Alzheimer a estar mejor física y emocionalmente. Es muy importante que las personas que rodean al enfermo -familia y amigos- sepan ir adaptándose a las nuevas situaciones que les plantea el progreso de la enfermedad.

El comportamiento de un paciente de E.A. se vuelve inconexo y no habrá dos días iguales. El núcleo familiar deberá contar con esos cambios arbitrarios y tratar de que le afecten lo menos posible.

- Es fundamental mantener una rutina diaria. Lo contrario -cambios de horario, de acompañantes o de ambiente- les produce mucho desasosiego e inseguridad.

- Si el paciente está en su casa debemos tratar de mantener la decoración y los objetos que le son familiares, aunque quitando aquellos muebles que puedan dificultar su camino o con los que pueda haber peligro de que sufra una caída. Y, muy importante, quitaremos las alfombras con las que pueda enredarse, hay que tener en cuenta que su movilidad se va viendo muy afectada.

- Al ir perdiendo la capacidad de expresarse y hacerse entender debemos estar más pendientes de las cosas que le puedan ser molestas o le puedan producir incomodidad: temperatura adecuada, sed, cambio de pañal, etc…Si evitamos situaciones que le incomoden evitaremos cambios en su humor y en su estado de ánimo.

- Debemos tener cuidado con su alimentación, controlar las cantidades que come. Pueden darse dos extremos: no querer comer apenas o ingerir alimentos en exceso. Necesitan una alimentación variada y rica en proteínas y líquidos. Si controlamos su peso y tenemos paciencia a la hora de ayudarle a comer lograremos evitar los efectos no deseados de su incapacidad para comer y beber solo o sola.

- Por regla general en esta fase su estado de nerviosismo habrá decrecido. Se sentirá más tranquilo y menos depresivo que antes, por lo que habrá que tener en cuenta los cambios y es posible una disminución de la medicación que prescriba su especialista.

- Algo que no debemos dejar de hacer es ejercicio diario. Aunque los paseos sean lentos es importante que tratemos de llevarle a caminar todos los días, que tome el sol y el aire. Será importante que él o ella se sienta seguro al pasear, por lo que prestarle nuestro brazo será un modo de ofrecerle la tranquilidad de que no se va a caer. También puede ser muy útil un andador.

En esta fase será importantísima nuestra capacidad, como cuidadores, de sobrellevar la impotencia y la impaciencia. No debemos hacer por ellos todo aquello que todavía puedan hacer solos… aunque eso suponga el doble de tiempo.

Cada vez que, por prisas o por nerviosismo, evitamos que hagan algo y se lo hacemos nosotros, estamos contribuyendo a que el deterioro sea más rápido. Por el contrario, cuando les ayudamos a seguir haciendo cuanto pueden, contribuimos a mantener ese cerebro activo.

No podemos curar pero si tratar de prolongar las etapas menos graves de la enfermedad.

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