Además de la propia enfermedad, los pacientes pueden presentar enfermedades propias o comunes de la edad, por lo que no se debe perder de vista la dificultad de los pacientes en comunicar señales clásicas como dolor, náusea, mareo, ardor al orinar, palpitaciones, etc.
La estrecha relación entre el paciente y el cuidador genera un verdadero lenguaje entre ellos y de esta forma se pueden detectar señales llamadas «de alerta» como
empeoramiento o cambio súbito en el comportamiento, somnolencia y apatía, fiebre, palidez o sudoración, resfriado, alteraciones en el apetito, constipación, amoratamiento de extremidades, vómito, diarrea, sed, adelgazamiento, hemorragias nasales, alteraciones en la piel, tos, expectoración, temblor, convulsiones, etc., que pueden ser secundarias a alguna enfermedad concomitante o atribuibles a algún medicamento que esté tomando.
Sin embargo, existen algunas enfermedades que por su frecuencia e importancia cabe resaltar como son:
La Neumonía, que suele atacar de modo fatal al paciente y se presenta en forma silenciosa por alteración en el mecanismo de la tos, secreciones espesas por mala hidratación, alteraciones en la deglución (lo que provoca que se atraganten o aspiren los alimentos). Para prevenirla se debe estimular la tos e hidratar al paciente, es aconsejable un ambiente húmedo, llevarlo a caminar y realizar ejercicios físicos, así como a mantenerlo con una dieta balanceada.
Las lesiones que se presentan en la piel con mucha frecuencia (sobretodo en región sacra) y que son el reflejo de los cuidados dedicados al paciente, se llaman escaras; generalmente no son dolorosas y se pueden prevenir a través de la higiene o colocando accesorios como almohadillas o cojines de agua o aire en los puntos de apoyo.
La incontinencia es una complicación que afecta la calidad de vida del paciente, implicando una enorme sobrecarga física y emocional para el cuidador, por lo que no sólo debe ser manejada médicamente, sino también bajo el punto de vista psicosocial (ya que causa aislamiento social, depresión y regresión) y económico. Es importante estar alerta de movimientos, gestos y actitudes que puedan indicar que el paciente quiere ir al baño.
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