El Alzheimer es una enfermedad degenerativa del sistema nervioso cuyo tratamiento en la actualidad se reduce a un intento de frenar los síntomas que esta dolencia presenta, pero sin posibilidad de cura al menos por ahora.
Lo que hasta el momento se conoce del Alzheimer hace que los investigadores culpen del mismo a la aparición de “placas beta-amiloide” y de “ovillos de tau” que poco a poco van envolviendo el cerebro. Esto provoca la muerte de las neuronas afectadas y el consiguiente fallo en los neurotransmisores, ya que las neuronas muertas no pueden enviar la información necesaria.
Los fármacos que se utilizan en esta enfermedad intentan paliar estos
fallos en la transmisión de datos. Su efectividad será mayor cuanto
menor sea el número de neuronas afectadas.
Un reciente estudio publicado en la revista Nature del 7 de mayo
de este año habla de una nueva vía sobre la que trabajar para un
medicamento contra el Alzheimer que no sólo frene sus avances sino que
también lo cure.Este estudio se ha desarrollado en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). Según explica dicho trabajo, el elemento sobre el que investigar es una enzima llamada histona deacetilasa-2 (HDAC2) cuya función a nivel celular es controlar la fuerza con la que envuelve el ADN cromosómico en carretes proteicos llamados histonas.
En la investigación, llevada a cabo con ratones, si la proteína era
demasiado abundante los roedores presentaban problemas de aprendizaje.
Pero si la HDAC2 se eliminaba del todo o su actividad se reducía
mediante inhibidores químicos, la capacidad de aprendizaje de los
ratones mejoraba. En conclusión: exceso de esta proteína, deficiencia
de aprendizaje; ausencia de la misma, mejora en el aprendizaje.
Este descubrimiento puede servir para abrir nuevas y, esperemos, afortunadas
líneas de investigación para una enfermedad tan dura como ésta, tanto
para quien la padece como para sus familiares. Los científicos
participantes en este estudio no niegan sin embargo que se tardará
tiempo aún en elaborar un fármaco que logre plasmar estos avances en
resultados directos en humanos.
Por Alicia G. García.
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