Si bien cada temporada dicta la tendencia de los manifestaciones a tener, hay ciertos síntomas con que todo desorden mental debe contar y que se vuelven clásicos, pero combinándolos y conjugándolos con las ideas frescas e innovadoras se torna todo un boom que también otros grupos como los políticos recién electos y los jóvenes tienden a padecer.
-  Memoria: para comenzar está el deterioro de la memoria  reciente, remota, inmediata, pretérita, futura e imaginaria, por lo que  no sirve de mucho preguntarles por sus reencarnaciones pasadas ni por  visiones del futuro, y también son  especialmente inadecuados para darles a guardas las llaves, contraseñas,  que agenden tus citas pendientes con la mafia o  pedirles que por favor cambien el rollo de papel higiénico. Y lo peor,  cuando les reclames que los mafiosos te rompieron las piernas y que  además tuviste que limpiarte el culo con  los dedos, entonces dirán que no se acuerdan y negarán  responsabilidades.
-  Afasia: de a (sin) y facia (face - cara),  perder la comprensión está en la scene, es como regresar al surrealismo  de las pasarelas de Dalí, aquí es cuando parece que comienzan a  ignorarte, pero no es eso, es que no tienen  NPI de lo que les dices, les pareces incoherente  y luego, pues sí, pasan a ignorarte y a juzgarte un loco peligroso que  debería ser castrado o tetaseccionado, según el género. Es cuando se  nota un cambio radical en las personas pues pierden sus caras, de ahí el  términos afacia, pero no es que la pierdan así como así, sólo no  recuerdan dónde la dejaron.
- Acefalia, lo mismo que la afacia, pero esta vez pierden el cerebro, pudieron haberlo dejado en el supermercado, puesto bajo un cojín del sofá, esconderlo en el cajón de los vibradores u enviado por correo a Timbuctú, no importa donde esté, al final sin cerebro las personas no tiene muchas opciones más que pasar el resto de sus días disfrutando del reggaeton y de la televisión pública.
Otros son la pérdida de cabello, pérdida de peso y pérdida de tarjetas de crédito.
 
 

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