He aquí un muy antiguo medicamento asiático, que está actualmente siendo utilizado por la Medicina Occidental, en un intento por estimular la regeneración de las neuronas que hubieren resultado dañadas por los frecuentes accidentes vasculares, que afectan tanto al Cerebro como a otras estructuras vitales del Sistema Nervioso Central.
Nombre científico: Hericium erinaceus.
Nombres comunes: Cabeza de Mono, Melena de León, Cabeza de Oso.
Es un hongo que crece en los bosques de árboles de madera dura, en ciertas regiones de Europa Central y de Asia.
Las tradiciones medicinales de la antigua China prescribían este hongo para padecimientos gástricos y como preventivo contra el cáncer, y durante siglos estuvo reservado sólo para ser utilizado por las familias de ascendencia real.
Los primeros componentes identificados en él, fueron unos derivados clorados del orcinol, que demostraron tener poderosa actividad anti microbiana.
En los últimos años, varios grupos de investigadores japoneses comprobaron en él la presencia de un grupo de sustancias bio-activas, a los que denominaron hericenonas A, B, C, D y E, las cuales inducen la producción del factor estimulante del crecimiento del tejido nervioso ( NGSF ), que es un compuesto capaz de incitar la regeneración de las neuronas cerebrales severamente dañadas pero aún con vida, ( Advances on anti-aging herbal medicines in China. Abstracts of Chinese Medicines, 1: 309-330 ), lo que representa un hecho potencialmente de gran importancia terapéutica.
Las siguientes son sus indicaciones más importantes:
1) Detención de la degeneración neuronal por Senilidad.
2) reparación de tejido cortical y de núcleos sub-corticales afectados por anoxia, ( falta de oxígeno como consecuencia de accidentes vasculares).
3) detención de la degradación neurológica en las secuelas de antiguos accidentes cerebro vasculares.
4) incrementar la inteligencia en pacientes con déficit del aprendizaje.
5) mejorar las vías reflejas en las afecciones neurológicas periféricas.
Este hongo medicinal, mostró en investigaciones realizadas en centros científicos de China y Japón, poseer también propiedades inmuno-moduladoras que lo vuelven notablemente eficaz como preventivo y también como terapéutico en afecciones virales tales como las Hepatitis, la Gripe epidémica y el virus HIV ( S. Dharmananda, Chinese Herbal Therapies for Immune Disorders) y ( Aoki T, Low natural Killer syndrome: clinical & immunologic features. Nat Immun Cell Growth Regul 6(3), 116-128 ).
Los polisacáridos presentes en esta especie, poseen una acción anti-tumoral prometedora, ya que se ha demostrado su actividad cito-tóxica sobre las células de varios tipos de cáncer, en especial sobre los de localización pulmonar. ( Borchers AT, et al 1999.Mushrooms, tumors, and immunity. Proc Soc Exp Biol Med 221(4): 281-93).
Los mejores resultados se lograron con una solución alcohólica modificada de dicho hongo, que se administra por vía oral, y hasta el momento no se han reportado efectos colaterales severos ni interacciones peligrosas con otros medicamentos.
Es evidente que, a pesar de los 2 milenios ( como mínimo ) de uso de esta especie natural, no está dicha la última palabra respecto a sus aptitudes terapéuticas, ya que regularmente se publican comunicaciones científicas en las que se consignan nuevos resultados clínicos y se identifican componentes activos desconocidos hasta el momento.
El envejecimiento neuronal normal propio de la edad avanzada y la degeneración de los tejidos nerviosos por causas patológicas, proporcionan imágenes anatómicas e histológicas de características muy variadas, demostrando de esta manera la complejidad de los procesos involucrados en el deterioro de nuestro órgano más noble y misterioso.
Se sabe a ciencia cierta, que todos nuestros tejidos poseen en su código genético, una “programación” que determina el “destino temporario” que tienen asignado.
Esto significa, que ya nacemos con una duración cronológica pre determinada.
Cuando a ese “destino” se le van acoplando agresiones físicas, químicas y biológicas, (que a lo largo de la vida son la mayoría de las veces inevitables), llegamos indefectiblemente a la situación en la cuál aquella duración programada se “acorta” notoriamente.
El deber de la Medicina contemporánea reside en buscar “alternativas” que apunten a postergar la muerte programada de las células normales, y a enriquecer, revitalizar y prolongar la vida útil de los tejidos más nobles, accediendo a una vida más larga y de óptima calidad.
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