Para llorar, reír y aprender con el Alzheimer!!!

HBO ESTRENA hoy su nuevo programa documental, el proyecto alzheimer
Viaje hacia el lado oscuro del cerebro
Producido por Maria Shriver, esposa de Arnold Schwarzenegger, sus cuatro capítulos hacen foco sobre la aún misteriosa enfermedad neurodegenerativa desde el punto de vista del paciente y de su entorno familiar. Para llorar, reír y aprender.
Federico Kukso
04.08.2009

María Shriver. La señora del gobernador, del clan Kennedy a su viejo rol de periodista.
La palabra “concientización” no se menciona en ninguno de los cuatro capítulos. Sin embargo, cruza todo el documental, el último de HBO, llamado The Alzheimer Project (El Proyecto Alzheimer). Además de empujar las lágrimas e inducir risas incómodas en el espectador, las imágenes, los planos intimistas y los relatos colmados de angustia de esta miniserie médica producida por la periodista estadounidense Maria Shriver (esposa de Arnold Schwarzenegger) incitan a la reflexión y al descubrimiento de una “enfermedad-enigma” para las ciencias: irreversible, progresiva, sin cura ni tratamientos efectivos, la patología que describió el alemán Alois Alzheimer hace 103 años destruye extensas zonas del cerebro, precisamente aquellas en las que está almacenada la memoria.En el caso de El Proyecto Alzheimer, ni los científicos ni los médicos dirigen el relato. Son, en realidad, voces de un coro más amplio, una propuesta que hace foco directamente sobre los pacientes –personas solas en su propia mente– y el entorno que los rodea: la esposa, los hijos, en fin, aquellos que un día adoptaron el rol de “cuidadores” y presencian la transformación paulatina de su ser querido.Los documentales, se sabe, hace tiempo que evolucionaron, cambiaron para sobrevivir como género en la frontera que separa “fiction” de la “non-fiction”. Tomaron prestados recursos del drama, dejaron de bombardear al televidente con estadísticas crudas y desplazaron al científico –la voz autorizada– de su podio de grandeza. En su lugar, los afectados crecieron, ya sea para conmover con sus testimonios en primera persona o para aportarle a la narración un ritmo más humano que técnico. Así se tiende un puente entre el espectador esclavizado por el zapping y el testimonio, aquella persona cuyo valor radica más en la experiencia que en el sufrimiento. Las entrevistas, los primeros planos y el pianito que suena de fondo en esta producción acompañan la narración con un efecto doble: diferenciar el registro del documental del estilo plenamente informativo y paranoico del noticiero e impulsar una reacción, la que sea, en quien ve desfilar frente a sus ojos historias de olvidos y de lenta disolución de la personalidad e identidad humana.Los cuatro episodios de The Alzheimer Project conforman una unidad compacta en la que se complementan y estructuran las cuatro facetas de esta enfermedad: el capítulo “Caregivers” (Cuidadores) resalta los sacrificios de aquellos que pausan sus vidas y cuidan a su familiar en su descenso a la demencia; “Grandpa, Do You Know Who I Am?” (Abuelo, ¿sabés quién soy?) explora el sufrimiento de la familia del paciente; y “Momentum in Science” (Avances en la ciencia) busca aportar un atisbo de optimismo con la descripción de las últimas investigaciones en la materia. Pero es en “The Memory Loss Tapes” (Las cintas perdidas de la memoria), el episodio más conmovedor, en el que asoma la verdadera cara del Alzheimer: siete “breves historias de olvido” –como las llama el coproductor John Hoffman– que van desde una mujer que no reconoce su reflejo, y le habla a aquella desconocida del otro lado del espejo, hasta un genio de la computación de 63 años que registra cada minuto de su vida en un blog para no olvidar nada. Más que entretener, The Alzheimer Project revuelve en el espectador todo tipo de emociones: enojo, tristeza, frustración, impotencia. Pero sobre todo despierta la curiosidad por saber más de un mal desconocido y deshumanizador.