Capítulo Aragua

miércoles, 3 de febrero de 2010

Últimos avances científicos en la lucha contra el Envejecimiento !!!

Fecha del artículo 1/6/1999 / Fecha de alta en Natural 1/7/2004
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El proceso del envejecimiento humano está supeditado necesariamente a las leyes genéticas y a las múltiples influencias biológicas, psíquicas, sociales y del medio ambiente.

El complejo bio-psicológico-social determinante y desencadenante del envejecimiento y de la muerte como su terminación es, pues, de naturaleza multidimensional.

Los investigadores que se han dedicado al estudio de este fascinante tema, han desembocado siempre, en sus conclusiones científicas, en profundas, oscuras y fatales leyes que hacen a la vida extinguirse irremisiblemente.

El envejecimiento natural o biológico del hombre es un proceso lento e involutivo que hace decaer a la vida en su conjunto tal como se extingue la llama del fuego o el amor por la acción de la distancia y el tiempo. Para comprender esta incógnita de la vida se han creado diversas definiciones a través de la Historia pero, lamentablemente, ninguna de ellas ha podido expresar aún con carácter definitivo la naturaleza de estos procesos del envejecimiento y de la muerte y es así, porque dichos fenómenos sobrepasan los límites de la biología, penetrando en el terreno de la filosofía, la metafísica y la religión.

Bünfer comenta que el envejecimiento es un proceso continuo de involución. Considera el envejecimiento como un cambio irreversible de la materia viva por la acción del tiempo. El autor ruso Bogomeletz, conocido fundamentalmente en el mundo científico por el suero que lleva su nombre, considera el envejecimiento como la debilitación de la capacidad del organismo a adaptarse, y la disminución de los contactos con el mundo exterior. Últimamente, la gerontología ha dado su propia definición al envejecimiento como conjunto de modificaciones morfológicas, estructurales, psicológicas, bioquímicas y funcionales que aparecen en los seres vivos como consecuencia del paso del tiempo.

En general se admite que las causas del envejecimiento, que ciertos autores han considerado como causas reales y primarias, no son más que las manifestaciones secundarias del mismo.

Por el progreso de la medicina y ciencias afines y relacionadas (genética, biología molecular, inmunología, etc.), se han podido esclarecer mejor ciertas causas del envejecimiento, lo que está permitiendo acercarnos cada vez más al origen causal del mismo.

Los descubrimientos más recientes sobre el proceso de envejecimiento

En cuanto al estudio del envejecimiento hay que considerar primeramente la distinción entre la edad natural o biológica y la edad antinatural que representaría a una edad por envejecimiento prematuro. El concepto de edad cronológica -que es la que figura en el carnet de identidad- es hasta cierto punto artificial y relativo, y por ello podrá menospreciarse.

La edad natural sería aquella que le coresponde al hombre por derecho biológico, al haber vivido éste hasta su presente en perfecta armonía con las leyes genéticas, ambientales y psicoespirituales favorecedoras. Por otro lado, tenemos el concepto de edad antinatural por envejecimiento prematuro que sería la resultante no prevista en los planes de la naturaleza de las perturbaciones de las funciones de la vida por múltiples factores enfermizos y artificiales que aumentan cada día más por efecto del progreso y actual civilización, obligando al hombre a envejecer y desgastarse prematuramente.

Otros autores opinan que el hombre posee también una edad social y psicológica, pero estos términos no son más que visiones parciales del envejecimiento.

Por el tan conocido argumento, que tiene raíces antropológicas, de que el “homo sapiens” es un ser superior con tendencias a vínculos sociales, se comprende que el envejecimiento del hombre es multidimensional y se produce tanto en el terreno orgánico como psíquico y social.

Teorías científicas más recientes

1º Causas genéticas del envejecimiento. Se han conseguido grandes avances en este terreno, pudiéndose identificar ciertos genes que inducirían en el ser vivo a que éste envejezca y muera una vez alcanzado el límite máximo de la expectativa de su vida biológica.

Otros autores parecen haber descubierto genes de longevidad, por los que se cumpliría ese dicho popular que dice: “de abuelos y padres longevos, hijos longevos”.

Este determinismo genético parece estar representado por un reloj biológico que se halla impreso en las células, y que en el hombre tendría cuerda para alcanzar una expectativa de vida máxima de unos 120 años. Todas las personas que muriesen antes de dicho

potencial vital máximo morirían biológicamente de muerte prematura o por contingencias no biológicas (accidentes, agresiones traumáticas o violentas, siniestros, etc.)

Científicos norteamericanos han identificado el primer gen humano que parece afectar directamente al proceso de envejecimiento. El gen comentado está asociado a una rara enfermedad hereditaria conocida con el nombre de Síndrome de Werner por la que se envejece muy deprisa. Este hallazgo ha causado un gran revuelo entre los especialistas del envejecimiento. David Finkelstein, biólogo molecular del Instituto Nacional del Envejecimiento norteamericano, dijo: “es muy emocionante para nosotros porque es la primera vez que se identifica un gen relacionado con el envejecimiento”.

Los pacientes afectados por este mal mueren de envejecimiento prematuro. La mayoría de ellos mueren hacia los 50 años. El gen es responsable de la producción de una enzima llamada helicasa que desarrolla los filamentos gemelos de la doble hélice del ADN, un paso obligado en la reparación o duplicación del material genético de las células. La investigación confirma lo sospechado: que los fallos en el procesado del ADN desempeñan un papel crucial en el proceso de envejecimiento.

Otro hallazgo de evidente interés es el observado en los telómeros -extremos de los cromosomas -, que parecen gobernar el reloj molecular de las células. Cada vez que se divide una célula, se pierde un pequeño fragmento del ADN telomérico; lo único que impide el acortamiento de los telómeros son unas enzimas llamadas telomerasas que se hallan continuamente presentes en las células reproductoras o en las cancerosas, por lo que las hacen prácticamente inmortales, mientras que en el resto de las células se dan pérdidas o deficiencias de las telomerasas por efecto del envejecimiento natural, estrés, radiaciones, enfermedades, etc. con el consiguiente cese de la división celular y suicidio celular por un acortamiento excesivo de los telómeros. En el caso de que las células sobrevivan, se vuelven inactivas y con ADN “lastre” o “basura”.

Otras investigaciones procedentes de Japón indican que la variación genética mitocondrial M+5178A podría ser determinante en el aumento de la longevidad humana. La longevidad, según estos investigadores, parece depender

más de la herencia materna que de la paterna, ya que dicho gen mitocondrial citoplasmático se transmite únicamente por vía materna. Según estas investigaciones japonesas un 62 % de las personas centenarias de este país presentan dicha variación genética; de ahí la gran longevidad que alcanzan algunas personas en Japón.

Otro hallazgo descubierto en gusanos por investigadores estadounidenses y británicos podría prolongar la vida humana en más de cuarenta años. Se trata del descubrimiento de un gen denominado edad-1 hallado en pequeños gusanos, por el que se podría elevar las esperanzas de retrasar las enfermedades crónicas e incurables como el cáncer, la artritis o el Alzheimer.

Este descubrimiento podría suponer un primer paso para conocer cómo degeneran ciertas células y cómo pueden ser reparadas. Como se ha dicho, el gen edad-1 regula la habilidad para reparar las células. Si se diera una situación parecida en el hombre, se podría vivir unos 45 años más, al repararse las células envejecidas o dañadas habría que cerciorarse si las personas muy longevas o centenarias están bien dotadas de este tipo de genes protectores o reparadores. Siguiendo este tipo de hipótesis, biológos de la Universidad de Texas han descubierto dos programas genéticos denominados mortalidad-1 y mortalidad-2 que regulan el proceso del envejecimiento. Cuando se activa el programa mortalidad-1, las células comienzan a envejecer, y, cuando se activa el programa mortalidad-2 las células rápidamente se deterioran y mueren. Mediente la inactivación del programa mortalidad-1, estos investigadores han podido prolongar la vida de las células en un 100%. Bloqueando la acción del “gen mortal” del programa mortalidad-2 también se ha podido conseguir que las células, en sus respectivos cultivos, se reproduzcan o se renueven indefinidamente, convirtiendo la línea celular en inmortal.

2º El envejecimiento producido por radicales libres. Esta teoría pretende demostrar que el oxígeno, aunque es un elemento primordial para la vida, presenta dos caras como el dios Jano, la buena y la mala. La oxidación del material enérgetico celular, sustancias químicas, etc, por el oxígeno libera unos residuos tóxicos o dañinos que son moléculas, átomos, etc, con la particularidad de presentar un electrón impar en su orbital externo. Ello hace que dichas moléculas o elementos químicos tengan necesidad de aparearse con otras moléculas a su alcance para completar el electrón que le falta. Como le roba un electrón a una molécula adyacente o cercana, la deja sin un electrón y vuelve a repetirse la secuencia produciéndose una reacción en cadena. Dichos radicales libres pueden dañar tejidos y elementos delicados del organismo como el tejido elástico, membranas, mitocondrias, ADN, ARN, etc. Existe una hipótesis por la que se ha evidenciado que las mitocondrias, como centros energéticos de las neuronas, son destruidas por efecto de los radicales libres, y con ello se produce una pérdida de neuronas y de otras estructuras funcionantes del cerebro y sistema nervioso que conduciría a la larga al envejecimiento y a la muerte de los seres vivos.

3º Teoría del error catastrófico o desgaste de las células. Con el paso del tiempo, las células se van volviendo más torpes y se producen errores en la síntesis de las proteínas que corre a cargo de unos orgánulos dentro de las células que se llaman ribosomas (que son diminutas fábricas que sintetizan las proteínas estructurales y funcionantes de las mismas). Dichos errores los cometen los ribosomas porque les llegan órdenes equivocadas provenientes del ADN, pasando por el ARN-mensajero. Esta teoría constituye la hipótesis del error catastrófico que explicaría que una acumulación excesiva de errores, produciría una catástrofe metabólica y enzimática y muerte celular consiguiente.

4º Teoría de fallos en la inmunovigilancia o autoagresión. El cuerpo dispone de unos mecanismos de vigilancia, por los que el sistema inmunitario es capaz de diferenciar los tejidos sanos y propios, de los tejidos lesionados, ajenos o extraños. Con el paso del tiempo (por efecto del envejecimiento natural y otras causas) el cuerpo con su sistema de vigilancia va perdiendo esa capacidad y llega a confundir los tejidos propios de los extraños (no propios) con lo que se produce una autoagresión inmunológica, que va dañando y produciendo pérdida de células y tejidos, originando el envejecimiento y consiguientemente la muerte del individuo.

5º Teoría del endurecimiento del cuerpo (tejido elástico, colágeno, etc.) por enlaces cruzados. Algunos autores como Verzas y otros, defienden la teoría de que el cuerpo envejece por endurecimiento y “aplegamamiento” del tejido elástico, tejido conjuntivo, etc. De ahí que, a la larga, se detecte la existencia de artrosis, arterioesclerosis, falta de elasticidad, etc, en los ancianos.

El endurecimiento se produce por la existencia de puentes o enlaces cruzados entre las macromoléculas (hélices del ADN, etc.) que hacen, como se dijo, que los tejidos elásticos y flexibles se vuelvan rígidos, duros y fibrosos.

Deducciones prácticas basadas en la realidad científica

Al ser el envejecimiento un proceso global de involución de la vida, no existe otro camino real para regenerar y rejuvenecer al hombre que el aportado por las leyes biológico-naturales y las de índole psico-socio-espiritual que le son propias. Esta sería la base, el fundamento, en el que se apoyaría el trípode anti-envejecimiento formado por la influencia favorable de la nutrición, el ejercicio físico y la higiene mental. Durante mi actividad como médico en sanatorios de la Selva Negra (Alemania), pude comprobar por

los enfermos mejorados o curados, los sorprendentes resultados que proporciona la ayuda de los estímulos naturales: ejercicio, alimentación e hidroterapia (luz, tierra, aire, agua) unidos a la higiene mental.

Dados los magníficos avances de la medicina actual y de la gerontología preventiva en los campos de la genética, biología molecular, inmunología, etc, podremos luchar más eficazmente en el futuro contra el envejecimiento natural y mejor aún contra el envejecimiento prematuro, animados por los efectos específicos de la nutrición junto al ejercicio físico, la psicoterapia y la farmacoterapia específica anti-envejecimiento.

En lo concerniente a los aspectos genéticos del envejecimiento se puede dirigir la acción a potenciar los genes protectores o inductores de la longevidad y suprimir, modificar o reparar los genes inductores o aceleradores del envejecimiento, de la muerte o de las enfermedades neurodegenerativas. También habría que prevenir ciertas mutaciones genéticas que serían las que harían manifestarse ciertas enfermedades hereditarias, y de envejecimiento prematuro. Finalmente, también cabría clonar las telomerasas para evitar el acortamiento de los telómeros para prevenir la muerte celular (sobre todo de las más importantes o células nobles).

Observamos por lo antedicho que el envejecimiento sigue siendo, a pesar de los últimos descubrimientos médicos, un proceso multidimensional misterioso, que aún no ha podido ser esclarecido del todo, y que cada teoría o dato que hemos expuesto no contradice ni se opone a los demás, sino que más bién los confirma o complementa.

Para tener éxito en esa lucha individual que entablamos contra el envejecimiento, deberíamos apoyarnos en los siguientes principios:

1º Seguir un estilo de vida sano: en lo concerniente a la higiene y cuidado personal, entorno saludable, vivienda adecuada, ambiente de trabajo apropiado, frecuentes contactos con la naturaleza, chequeos periódicos y revisiones médicas adecuadas de acuerdo con los riesgos según edad, sexo y profesión.

2º Desarrollar ejercicio y actividad física: el ser humano ha sido creado para moverse, para ejercitar sus músculos, de ahí la gran importancia del ejercicio para prevenir enfermedades y vivir más y mejor. Las ventajas del ejercicio son innumerables. Posee un verdadero efecto anti-envejecimiento, recordemos aquel dicho: “todo órgano que no se ejercita se atrofia”, y aquel otro: “la función hace al órgano”.

3º Dieta adecuada: si se sigue una nutrición adecuada con efectos anti-envejecimiento desde la más tierna infancia se puede como mínimo evitar o retrasar el envejecimiento prematuro. Dicha nutrición ha de basarse, según la opinión de Walford y otros gerontólogos, en seguir una dieta hipocalórica (comer poco = subnutrición sin desnutrición), y además que sea desintoxicante y antioxidante con abundantes

vitaminas (A, betacarotenos, E, C, bioflavonoides, etc.) y minerales (selenio, zinc, manganeso, etc.), y aminoácidos, sobre todo los sulforados como cisteína, metionina, etc., y algunas enzimas antioxidantes (coenzima-q, superóxido...).

En la práctica cotidiana, la alimentación deberá ser saludable, completa, equilibrada, variada, lo más natural e integral posible, que produzca placer al comer y sea de la preferencia del interesado. Contendrá abundantes vegetales, ensaladas, verduras, frutas, fibra y agua. Se añadirán cantidades moderadas de frutos secos y cereales integrales. El estilo de dieta mediterránea, ya bastante conocido, con un poco de vino de buena calidad, frutos cítricos, ajo, cebolla, aceite de oliva, lácteos, huevo, carne blanca y pescado, es un tipo de dieta protectora frente al envejecimiento prematuro.

4º Sustancias y agentes naturales de interés por sus efectos anti-envejecimiento:

A) Fitoterapia: el mundo de las plantas está proporcionando agentes preventivos y terapeúticas útiles en el campo de la gerontología. Así pues, queremos resaltar las plantas por su especial interés.

-Gingko bilova: es una planta procedente de China, de un árbol que vive muchos años. Tiene propiedades antioxidantes y favorecedoras de la circulación, sobre todo la circulación cerebral y periférica. Tiene un efecto favorable sobre la depresión y la senilidad geriátrica.

-Anapsos (extracto de raíz de un helecho): es una planta que regula las defensas del organismo y combate el envejecimiento cerebral y el Alzheimer.

-Pycnogenol: se trata de la corteza de la conífera Pinus Pinnaster. Se considera como un poderoso depurador de radicales libres. Contiene pycnogenoles, que tienen propiedades protectoras frente a las células y con una acción antioxidante 20 veces más elevada que la vitamina C, y 50 veces más que la vitamina E.

-Fitoestrógenos: son sustancias de origen vegetal presentes en la soja, que funcionan como un agente protector de la salud. Presentan una acción estrogénica débil y según se ha demostrado son fisiológicamente activas en los seres humanos. En Japón, primer país consumidor de productos de soja, los sofocos de la menopausia son un síntoma prácticamente desconocido entre las mujeres menopausicas. De la misma manera, se ha observado que uno de los componentes de los fitoestrógenos, la isoflavonal, previene la pérdida de masa ósea.

B) Sustancias hormonales y de síntesis química: se están estudiando ciertas sustancias que encierran propiedades prometedoras contra el envejecimiento y las enfermedades neuro-degenerativas, algunas de ellas están ya comercializadas.

Así pues, tenemos la melatonina, que es una hormona de la glándula pineal del cerebro con efectos antioxidantes y reguladora del ritmo biológico del cuerpo, la hormona del crecimiento (G H), la hormona del timo (timosina), la DHEA que es un esteroide sintetizado por las glándulas suprarrenales de acción anti-envejecimiento, y que se relaciona con la glándula del timo y, finalmente, las sustancias de síntesis química contra el envejecimiento cerebral e inductoras del aumento de acetilcolina como neurotransmisor cerebral favorecedor de la memoria en los enfermos de Alzheimer. Entre estas últimas, tres están comercializadas en España, tienen un efecto protector de la acetilcolina y son útiles si se administran al comienzo de la enfermedad. Para terminar este apartado y como dato curioso, científicos californianos han extraído de los intestinos de las carpas una proteína que han llamado longevina. Esta proteína es la responsable de que las carpas puedan alcanzar unas edades muy avanzadas, cercanas a los 200 años. Parece que por primera vez se ha obtenido una proteína relacionada con el envejecimiento.

5º Relajación, minimizar el estrés: hay que saber y poder relajarse y dormir suficientemente mediante conocimientos y aprendizaje de técnicas adecuadas. El profesor canadiense Hans Selyé, padre del estudio del estrés, defendió la teoría de que el envejecimiento se produce por una mala adaptación o agotamiento al estrés.

6º Orientación vital: en este apartado está contemplado tanto el tipo de vida familiar que a uno le interesa seguir, como el aspecto de la actividad laboral y profesional. Todo ello estaría relacionado con lo que los psicólogos y sociólogos llaman, seguir el camino de la propia autorrealización transcendente.

7º Evitar exposición al estrés ambiental: químico, radiactivo, sonoro, electromagnético, oxidativo, contaminación, humo del tabaco, etc.

Este estrés procedente, sobre todo, del medio ambiente, es un gran productor de radicales libres que, como sabemos, pueden causar enfermedades y envejecimiento prematuro.

8º Entrenar el cerebro: Ramón y Cajal decía que, en vez de preocuparnos tanto de las arrugas de la cara y del cuerpo, deberíamos preocuparnos más de las arrugas del cerebro (entendiéndose evitar la atrofia cerebral). Las posibilidades de la “neuroplasticidad” como márgenes de recuperación y entrenamiento cerebral son mucho mejores de lo que se creía antes por lo que conviene activar diariamente el cerebro, y mantener una curiosidad permanente hacia las cosas y acontecimientos de la vida.

Noticias de científicos norteamericanos nos indican que ciertas células nerviosas cerebrales se pueden regenerar bajo estímulos positivos muy eficaces. Así mismo, se cree que existen ciertos circuitos neuronales adormecidos o de reserva que se pueden activar bajo la acción de estímulos y entrenamientos muy positivos y favorables. En esa enfermedad tan temida que es la de Alzheimer, se dispone de un arma poderosa, sobre todo en los estados iniciales, que es la diaria activación y ejercicio del cerebro, junto a un entrenamiento de las actividades de la vida diaria, y de un intento persistente de estar muy bien comunicado con la familia y el entorno social.

9º Aceptar la finitud del hombre y su mortalidad. No hay que vivir obsesionado con la muerte y el envejecimiento, hay que sacar el máximo provecho de la vida de cada día, teniendo plena confianza en lo que nos deparará el futuro.

De todo lo que se ha expuesto hay que poner el acento en la prevención (gerentología preventiva) más que en la curación o rehabilitación (geriatría clínica), pues además de ser más rentable sigue más fielmente el objetivo de “dar vida” a los años más que dar años a la vida, aunque esto último tampoco es despreciable. Si se acentúa más el proceso de “geriatrización” de la vida y de la medicina a medida que vaya aumentando la población anciana y, sobre todo, la muy añosa, tendremos cada vez más personas en estado muy deteriorado, dependientes, incapacitados, etc., lo cual supondrá una sobrecarga asistencial muy importante para los familiares, la sociedad y los cuidadores. De ahí que se insista mucho en ello; dedemos alcanzar muchos años de vida (a ser posible hasta el límite que nos permitan las leyes biológicas y genéticas, es decir, unos 120 años), pero la vejez del hombre deberá ser en todo caso digna, provechosa, creativa y saludable. De esta última manera es como el futuro de la geriatría y la gerontología resulta verdaderamente prometedora porque, digámoslo francamente para terminar, si se quiere abordar el problema del envejecimiento por vía genética (biotecnología, ingeniería genética) para corregir las anomalías de los genes y cromosomas, las deficiencias o agotamientos enzimáticos que causan o desencadenan el mismo mediante el transplante o injerto de nuevas células o tejidos vivos funcionantes para regenerar o reemplazar los tejidos degenerados o envejecidos, el resultado final deberá siempre respetar la integridad biológica corporal y funcional del hombre a fin de que no acabemos creando un ser artificial y extraño a las leyes y designios de la naturaleza.

Victor López García

Revista Verano 1999

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