Capítulo Aragua

sábado, 16 de enero de 2010

EL ENFERMO DE ALZHEIMER EN EL ENTORNO FAMILIAR!!!


13 01 2010

IMPACTO PSICOLÓGICO EN LA FAMILIA

La preocupación familiar se inicia al observar que el paciente cambia su comportamiento habitual familiar, social y profesional. Inicialmente, al no considerarlo anormal, pueden provocarse incidentes de relación y el paciente puede deprimirse o irritarse.

Ante la persistencia de estos problemas, la familia sospecha una posible enfermedad (algo que no es fácil de detectar pues los síntomas se pueden camuflar sobre todo si el enfermo vive en un domicilio diferente al del resto de la familia) y propone la consulta médica, cosa a veces fácil de conseguir y otras difícil, depende de la relación de comunicación mantenida con el posible enfermo.

Durante esta fase, la familia intenta corregir los errores, pidiéndole que preste más interés en lo que hasta ahora realizaba correctamente, o que se esfuerce en recordar los olvidos.

Al comprobar que existe una enfermedad, se crea un sentimiento de culpabilidad por no haberle prestado comprensión o ayuda, sino que hemos estado reprendiéndole. Aunque en aquellos momentos se desconocía su enfermedad, este recuerdo perdurará durante y después de la misma.

La familia también sufre un duro golpe con el diagnóstico, tanto si es inesperado o se suponía. Cada persona encaja el golpe y reacciona según su sensibilidad y peculiar forma de ser, al tener que afrontar un futuro incierto en su evolución y duración. Aparecen aquí los sentimientos de preocupación y miedo respecto al futuro. Una vez que se conoce la noticia, la familia puede aceptarla y entenderla, pero después debe afrontarla y eso es más difícil.
De entrada variará para siempre su actividad en conjunto como familia, aparecerá la figura del cuidador principal y cada familiar aportará su colaboración según sus posibilidades personales a la atención del enfermo y ayuda al conjunto familiar.

La familia va sufriendo impactos continuados a medida que van disminuyendo las facultades del enfermo, con la aparición de la incontinencia, la invalidez, el encamamiento y cuando se pierde toda relación compartida con el enfermo, excepción hecha del afecto. Cuando el cuidador ya mantiene una rutina en base al estado del enfermo, un cambio en el mismo, origina de nuevo una modificación en todo el día a día. Es una “rutina en constante cambio”.

Toda esta crisis va a suponer un aumento de la tensión familiar, y por lo tanto su superación va a caracterizarse por dos aspectos:

Redeficinición y reasignación de papeles, obligaciones, expectativas: que un familiar vaya al médico, otro se encargue de sacar al enfermo a pasear…
Identificación y movilización de recursos, internos y externos: Elevar nuestra autoestima, alejar los sentimientos de culpa o tristeza, desdramatizar la enfermedad, valorar su aportación, buscar ayuda…

SI ESTO NO OCURRE LA CRISIS PUEDE ALARGARSE DURANTE MUCHO TIEMPO.


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