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miércoles, 16 de mayo de 2012

Acabe con la pelea del baño

Puerto Rico Hoy
15 de abril de 2012

Acabe con la pelea del baño

Aprenda técnicas para asear adultos mayores con demencia que se niegan a bañarse y recurren a la violencia
Bañar a personas con demencia en la cama puede ayudar a calmarlas. (THINKSTOCK)
Por Mildred Rivera Marrero / mrivea1@elnuevodia.com
Si cuida a una persona con demencia probablemente ha vivido en carne propia la batalla que se desata a la hora de bañarla. Se niega a entrar a la bañera o quitarse la ropa, grita, llora, empuja, escupe, tira objetos.
Para muchos es incomprensible que haya que luchar para que una persona se bañe porque, para la mayoría, la hora de asearse es una experiencia placentera y refrescante. Pero, recuerde que su “paciente” tiene demencia. No ve, ni percibe las cosas como usted y, por diversas razones, experimenta miedo o se siente amenazado en ese momento.
Como esa pelea puede ser tan negativa y agotadora, tanto para el paciente como para el cuidador, un grupo de expertos e investigadores ha investigado el tema desde 1992 y ha desarrollado prácticas que ayudan a disminuir la tensión y agresividad que experimentan muchas personas con demencia.
Esas prácticas se recogen en el adiestramiento “Bathing without a Battle (BWOB)” que se ofrece, particularmente, a empleados de instituciones de cuidado prolongado, pero que también está accesible en un libro y en CD, útiles para cualquier cuidador. El programa se ha implantado exitosamente en hogares de cuidado prolongado en Nueva York, explicaron Linda Spokane y Karen Revitt durante la conferencia anual de la Sociedad Americana en Envejecimiento (ASA) celebrada en Washington D.C.
¿Por qué la violencia?
El estudio, financiado por los Institutos Nacionales de la Salud del Departamento de Salud federal, concluyó que como el adulto mayor con demencia no puede expresar sentimientos y necesidades, ni entiende que su cuidador quiere hacerle bien cuando lo lleva a bañar, desarrolla un comportamiento violento para comunicarse.
Trata de expresar que siente peligro, miedo, amenaza, dolor o que percibe que han invadido su espacio personal. También es resultado de la frustración que siente al ver que ha perdido facultades y no puede valerse por sí mismo.
Durante la investigación, que incluyó entrevistas con familiares que cuidaban a sus familiares y visitas a hogares de cuidado prolongado, se observó que esa respuesta violenta puede ser resultado de la rutina que siguen los hogares. Allí suelen levantar a las personas temprano y llevarlas inmediatamente a bañar para cumplir un horario, sin considerar si la persona quiere bañarse.
Olvidan los dolores que puedan sentir y los llevan a toda prisa, los pasean en bata de dormir por un pasillo o los sacan de la cama, donde están calientes y los trasladan sin cubrirlos y les da frío. Todas esas variables observadas se identificaron como detonadores de violencia. La persona, sencillamente, se está protegiendo. El estudio encontró patrones similares en personas cuidadas en sus casas.
¿Qué hacer?
Una de las ideas principales del programa desarrollado es que el cuidador tiene que cambiar su mentalidad de que hay que bañar a la persona con demencia a una hora y de una manera en específico. El baño, explicaron Spokane y Revitt debe enfocarse como una experiencia lo más calmada y placentera posible para ambos, para lo cual, hay que estar dispuesto a ser flexible y creativos. Quizás la persona no se quiera bañar exactamente a la hora en que se ha pensado hacerlo, quizás es más fácil bañarla sentada, fuera de la ducha, o en la cama. Quizás no se quiere bañar ese día y punto, y no por eso se cae el mundo.
Esos cambios, que se han implantado en varios hogares en Nueva York -para lo cual contaron con el cambio de mentalidad de la administración de dichas instituciones y los resultados se han visto. La violencia verbal bajó 17.8%, la agitación verbal y física, a la vez, disminuyó 18.6%, y los gritos pidiendo ayuda bajaron en 15.2%.
Parar lograr el cambio, hay crear un ambiente de paz, de calma, que la persona con demencia no identifique como una amenaza, de peligro o dolorosa. Se puede trabajar con cosas tan simples como hablarle calmadamente, sin gritos ni agresividad, con amor. Regulando la temperatura del cuarto y baño y observar qué cosas le dan miedo o le gustan. En algunos casos, si el cónyuge no tiene demencia puede bañarse con la persona.

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