Capítulo Aragua

domingo, 8 de agosto de 2010

Benedicto XVI pide respeto y apoyo a los enfermos incurables

Durante una visita pastoral a un centro de Roma que ofrece cuidados paliativos

enfermo

ROMA, lunes 14 de diciembre de 2009 (ZENIT.org).-


El Papa pidió respeto y apoyo para los enfermos incurables, este domingo al visitar la Casa de Caridad del Sagrado Corazón de Jesús, de Roma, donde se atiende gratuitamente a enfermos de cáncer en fase terminal y a enfermos de Alzheimer y de Esclerosis Lateral.

“Hoy, la prevalente mentalidad de la máxima eficacia tiende a menudo a marginar a estas personas, considerándolas una carga y un problema para la sociedad”, lamentó.

Pero, añadió, “quien tiene sentido de la dignidad humana sabe, en cambio, que deben ser respetados y apoyados mientras afrontan la dificultad y el sufrimiento ligado a su estado de salud”.

Durante su visita, Benedicto XVI se encontró personalmente con los enfermos, a quienes aseguró su oración e invitó “a encontrar en Jesús apoyo y consuelo, para no perder nunca la confianza y la esperanza”.

También dirigió un discurso a los hospitalizados y al personal médico y asistencial de esta casa de acogida que se mantiene gracias a las aportaciones del Círculo de San Pedro y de la Fundación Roma y con la ayuda médico-científica del Polo oncológico Reina Elena.

“Hoy se recurre cada vez más a la utilización de los cuidados paliativos, que pueden aliviar el dolor derivado de la enfermedad y ayudar a las personas enfermas a vivirla con dignidad”, afirmó.

Y continuó: “Sin embargo, además de los indispensables cuidados clínicos, hay que ofrecer a los enfermos gestos concretos de amor, de cercanía y de cristiana solidaridad para salir al encuentro de su necesidad de comprensión, de consuelo y de constante ánimo”.

Ofreció palabras de aliento a las personas que, “haciéndose iconos concretos del buen samaritano, que tiene compasión y cuida del prójimo, ofrecen cotidianamente a sus acogidos y a sus congénitos una asistencia adecuada y atenta a las necesidades de cada uno”.

Y a los enfermos, quiso llevarles “un concreto testimonio de cercanía y de afecto”. “He visto en vuestros ojos la fe y la fuerza que os sostienen en las dificultades”, les dijo.

“Vuestra enfermedad es una prueba bien dolorosa y singular, pero ante el misterio de Dios, que ha asumido nuestra carne mortal, adquiere su sentido y se convierte en don y ocasión de santificación”, prosiguió.

“Cuando el sufrimiento y las molestias se vuelvan más fuertes, pensad que Cristo os está asociando a su cruz porque quiere decir a través vuestro una palabra de amor a cuantos han perdido el camino de la vida y, encerrados en su propio vacío egoísmo, viven en el pecado y en la lejanía de Dios”, indicó.

Y añadió: “De hecho, vuestro estado de salud da testimonio de que la vida verdadera no está aquí, sino cerca de Dios, donde cada uno de nosotros encontrará su alegría si humildemente ha seguido los pasos del hombre más verdadero: Jesús de Nazaret, Maestro y Señor”.

Para Benedicto XVI, “a la luz de la fe, podemos leer en la enfermedad y en el sufrimiento una particular experiencia del Adviento, una visita de Dios, que, de manera misteriosa, viene al encuentro para liberar de la soledad y del sinsentido y transformar el dolor en momento de encuentro con Él, de esperanza y de salvación”.

“El Señor viene, ¡está aquí, junto a nosotros!”, aseguró, y pidió “que esta certeza cristiana nos ayude a comprender también la “tribulación” como la manera como Él puede salir al encuentro y convertirse para cada uno en el “Dios cercano” que libera y salva”.

La Casa de caridad del Sagrado Corazón de Jesús de Roma a la que el pontífice realizó una visita pastoral este domingo a las diez de la mañana, se encuentra próxima al Vaticano, en el parque del Gianicolo de Roma.

En sus once años de historia, ha pasado de tres a más de treinta hospitalizados y además proporciona atención a domicilio a noventa enfermos.

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