El Ministerio de Sanidad ha aprobado la financiación del primer tratamiento transdérmico para el control de los síntomas de la demencia tipo Alzheimer en su fase leve o en situaciones de gravedad moderada. Este tratamiento (rivastigmina) es únicamente de diagnóstico hospitalario y se trata de una nueva forma farmacéutica, pues hasta la fecha, sólo existía por administración oral. Precisamente, esta es una de las grandes ventajas que aportan los parches, pues aumenta la utilidad del tratamiento al ser de más fácil aplicación en poblaciones especiales como son algunos enfermos de Alzheimer.

Por otra parte, según ha anunciado el ministro de Sanidad y Consumo, Bernat Soria, se publicará una Guía de Práctica Clínica con el objetivo de mejorar la atención sanitaria de esta dolencia en nuestro país.

La financiación del nuevo tratamiento contra el Alzheimer y la redacción de la Guía de Práctica Clínica son algunas de las acciones puestas en marcha por el Ministerio de Sanidad y Consumo en relación con esta patología. También se han desarrollado proyectos de investigación, ensayos clínicos, medidas legislativas, como la Ley de Dependencia. Además, se han aprobado los beneficios fiscales para la celebración en 2011 del Año Internacional para la Investigación en Alzheimer y enfermedades neurodegenerativas.

Más riesgo de depresión entre los cuidadores

El 60% de los cuidadores de enfermos de Alzheimer u otras demencias similares corre el riesgo de padecer una depresión clínica, frente al 15% entre la población no cuidadora, según una investigación de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid editada por Obra Social Caja Madrid.

En este informe se pone de manifiesto que más de la mitad de las personas encargadas de cuidar a enfermos con demencia presenta una sintomatología psiquiátrica. De hecho, aproximadamente el 60% de los familiares que atienden a estos pacientes ve afectada su vida laboral y más del 80%, su vida familiar y social. El 55%, también su salud.

Estos sujetos tienen un 10% más de posibilidades de enfermar, en comparación con los que no tienen que cuidar a familiares con Alzheimer. Además, presentan un 23% más de estrés y un mayor riesgo de infecciones, ya que generan un 15% menos de anticuerpos, según señala el trabajo.

El perfil del cuidador es el de una mujer (en el 84% de los casos), hija de la persona dependiente a su cuidado (57%), con una edad media de 58 años y que dedica más de 12 horas diarias a esta actividad. Además, lleva más de 54 meses realizando este cuidado.

Elmundo. 03/11/08